La Virgen de la Amargura se une a las dos tallas de Jesús cargando con la cruz en un vistoso recorrido por el centro de la capital palentina.
Cargan con los pies descalzos y con el capirote. Insólito esto último, pues lo habitual es que los cargadores mantengan solo el capillo para cubrir las caras. Pero en la procesión de los nazarenos, no el capirote se mantiene como una seña de identidad, como la obligación, algo voluntario en el resto de los pasos, de cargar descalzo a las dos imágenes de Jesús camino del Calvario.
Se trata la de Los Pasos de una de las grandes procesiones del ciclo palentino. Una de las más visitadas, dado que se desarrolla en la mañana festiva del Viernes Santo, cuando prácticamente toda la ciudad está en la calle y el buen tiempo suele ademár ser su aliado.
Desfilan además de Jesús Nazareno (el viejo o el abuelo, como cariñosamente le lleman los cofrades) las imágenes de Jesús Nazareno con el Cirineo, La Veróncia, la Erección de la Cruz, Longinos y Nuestra Madre la Virgen de la Amargura y se trata en esta ocasión de un recorrido casi rectilíneo a lo largo de la Calle Mayor, con visita a la Diputación y el Ayuntamiento.
Bajo un sol radiante, los nazarenos demostraron que son una de las cofradías más potentes de la ciudad, con tres pasos a hombros, que protagonizaron una emotiva despedida, con las tradicionales inclinaciones del Nazareno ante la imagen de la Virgen de la Amargura.
Contaron además, los cofrades con una escolta de gala de la Guardia Civil para sus tres pasos principales.
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