Molino de Agua
Interior de un molino de agua
Molino de viento. Estructura
Harinera de Castrillo
Harinera de Castrillo
Dado que Castromocho es un pueblo eminentemente agrícola toda su industria ha girado siempre en torno al campo y sus labores. De ahí que nadie deba extrañarse de que hubo un tiempo en que el pueblo tuviera molinos. Exactamente cuatro: dos de agua y dos de viento.
Molinos de Agua:
Uno se encontraba detrás del cerro de San Pelayo, en la caída que hace el río. Sufrió diversos cambios, pues la escasa corriente del río, no propició nunca que el negocio fuera viento en popa. A finales del siglo XIX fue desmantelado y el material se usó para reparar el Ayuntamiento.
El otro, se supone que estaba situado un poco más arriba, en la finca de los Sres. Herrero-Alegre, pues allí se encontraron en cierta ocasión grandes cantidades de piedra y una rueda de molino.
No hace falta decir, que nunca existieron ambos molinos al mismo tiempo; pues si el agua no era suficiente para uno imagínense para dos.
Molinos de Viento:
Si el agua fue escasa, no parece que el viento fuera buen negocio tampoco. Los dos molinos de viento que el pueblo tuvo pertenecieron a particulares.
Uno se encontraba en la zona de los Cascajares. Su último propietario decidió desmantelarlo y cedió la piedra a la Iglesia de Santa María, con la cual se hizo el paredón del osario, popularmente conocido como “El Carnero” en el año 1692.
El otro se hallaba situado en uno de los cerros que hay al noroeste del pueblo. Como resultaba poco rentable para sus propietarios, se derribó y el material fue usado para arreglar sus casas.
Con la evolución y el progreso, Castromocho seguía necesitando más que nunca de molinos, que desde 1921 comenzaron a llamarse fábricas de harinas. Castromocho tuvo dos:
Pero antes de que el trigo pasara por las fábricas de harinas había que almacenarlo en algún lugar, así es como surgieron los silos: