La hostelería confía en consolidar las terrazas para garantizar su supervivencia

El Norte de Castilla

20 de abril de 2022

La ciudad ha duplicado los veladores exteriores. El sector espera consolidarlos para garantizar su supervivencia.

La nueva realidad que marca desde hoy el fin de las mascarillas en espacios públicos lleva al sector hostelero a hacer balance. A repensar los efectos de la ‘marea’ de cierres y aperturas constantes durante estos dos años. Y de intentar imaginar hacia dónde pueden ir las nuevas pautas de consumo del cliente.

Y, si ha habido un ‘paraguas’ en el que se ha guarecido el sector durante la covid, han sido las terrazas. «Fue una solución que nos permitió sobrevivir -explica el presidente de la Asociación de Hostelería, Jaime Fernández-. Un 30% de los negocios han sobrevivido y no han cerrado gracias a ellas».

¿Quién lo iba a decir? Consumidores en pleno mes de enero desafiando al frío y aferrados a la oferta de veladores exteriores. «Nos parecemos cada vez más a Europa. La gente se ha acostumbrado y ha consolidado esta forma de estar en la calle y consumir», valora Fernández.

Los empresarios han apostado fuerte y realizado inversiones importantes en estos cenadores. El año previo a la pandemia sanitaria había en la capital vallisoletana 1.060 establecimientos con servicio de terraza. En estos dos años de supervivencia la cifra casi se ha duplicado y supera ya los 1.800 locales.

El Ayuntamiento fue sensible y flexible a estas urgencias. Incluso abrió la mano para que los establecimientos sin posibilidad de instalar mesas y sillas en las aceras por falta de anchura pudieran ocupar hasta tres plazas de aparcamiento frente a sus fachadas. Ahora hay algo más de 100 plazas de parking ORA ocupadas por mesas.

El sector tiene claro que la forma de estar en la calle está cambiando. «Tenemos que adaptarnos a los nuevos hábitos -reflexiona Fernández-. Pero sin perder la esencia.Las noches también se han ‘europeizado’. Se han acabado las rotaciones y el cliente cuando ve todo lleno no espera y se marcha».

Por eso apuestan por consolidar esos ‘estándares’ del otro lado de los Pirineos. Aunque tanto los profesionales como el Ayuntamiento coinciden en que ampliar el papel y presencia de las terrazas parece complicado. No son pocas las quejas de muchos vecinos sobre la ocupación de espacio urbano. «Es difícil porque hay que conciliar los intereses urbanos, del tráfico rodado y vecinales», reconoce Fernández, que espera que al menos se «pueda mantener lo que hay y estudiar cada caso cuando haya alguna duda».

Desde el Ayuntamiento, el concejal de Movilidad, Luis Vélez, recuerda que «hay una normativa a cumplir dentro de la flexibilidad. El 1 de enero se replegaron las distancias por una orden de la Junta de Castilla y León que ordenó volver a los parámetros de 2019», recuerda el concejal de Movilidad, Luis Vélez.

La nueva realidad que se estrena hoy no se va a notar en la política de concesiones de veladores. Como recuerda Luis Vélez «las autorizaciones son anuales por lo que, cuando la ponga o la quite el hostelero no es decisión del Ayuntamiento». Desde el Consistorio también recuerdan que las arcas municipales han dejado de ingresar más de dos millones de euros en este periodo especial. «Bonificamos el 100% del coste de las licencias de terrazas durante dos años. Y este año les hemos suprimido también el 40%».

En estos dos años, el Ayuntamiento ha dejado de ingresar más de dos millones de euros por estas tasas. Pero ha sido determinante para la supervivencia ya que las ayudas para hacer frente a la covid «llegaron a las grandes empresas, pero nadie se acordó de los pequeños, que somos mayoría», lamenta Jaime Fernández.

Aunque se había anunciado a finales de 2021 una recuperación «progresiva» del espacio público «extra» autorizado para la instalación de terrazas, las autoridades municipales han mantenido esa flexibilidad.

A verlas venir

Estos profesionales estrenan el nuevo ‘cara a cara’ con sus clientes con una mezcla de «confusión y división», resume su máximo representante. Es uno de esos sectores en los que la nueva normativa no cerrará el debate sobre la conveniencia del uso (o no) de la mascarilla. «Lo que estamos diciendo a nuestros socios es que, si quiere mantenerla el trabajador, hay que darle libertad. Si hay miedo no puedes obligar a nadie a quitarse la mascarilla». En los casos de duda, tendrían que ser los estudios de prevención de riesgos laborales en cada empresa los que decidan. Pero al tratarse de empresas familiares o pequeñas sociedades, en muchos casos esa figura es inexistente.

En el sector se valoran posturas proactivas y sin esperar a las nuevas leyes como la del Restaurante Niza, que ya anunció hace días la continuidad de los protectores bucales en sus salones. «En un comedor, con unas 40 personas comiendo, bebiendo y hablando, el riesgo es superior. En el momento que ya no son obligatorias las mascarillas, a quien estamos protegiendo es a nosotros mismos y a nuestras familias», insiste su propietario, Gonzalo Soriano.

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