El Palencia Cristo retorna de vacío de Tordesillas ante un rival directo tras fallar un penalti. Los de Carlos Doyague cayeron este sábado ante un rival prácticamente inmortal en casa este curso.
La segunda visita del Palencia Cristo a Valladolid en apenas siete días dejó un resultado opuesto a la primera. Cayó este sábado ante el Atlético Tordesillas, prácticamente inmortal en casa este curso, si bien los de Carlos Doyague, fueron el rival más competitivo que visitó Las Salinas. Pese a prolongar la buena imagen mostrada en Laguna de Duero, las circunstancias fueron muy distintas y el cuadro palentino regresó de vacío ante un rival directo en el que falló un penalti tras recibir un tanto en fuera de juego. Se disponía a poner en movimiento la bola Farolo, que la tenía atrapada mientras le indicaba a Chatún dónde se la iba a poner. Él, obediente, acudió a la llamada, aunque el balón parecía bastante controlado por Sanz. Este la despejó sin la suficiente contundencia y allí apareció el ariete local, en claro fuera de juego en el momento en el que el guardameta le envió el cuero. Chatún recogió el esférico para marcar el 1-0. No anduvo acertado el asistente. Tampoco Guille, a quien el disparo le pilló demasiado frío y no lo despejó.
Hasta ese momento el Tordesillas estaba dejando una versión muy plana, a merced de un Palencia Cristo muy mandón y con Fabián sembrando miedo en la zaga local. Pitó penalti el colegiado en una caída de Sabaté. Y la ocasión tal como vino se fue porque la resolución de Sabaté estaba dentro de los cánones para considerarla buena, pero la parada de Farolo, a los 32 minutos, la superó con creces. Adivinó la dirección y mantuvo así la ventaja local para dar paso a minutos de descontrol. Con esas llegó el descanso.
A los diez segundos de volver, Fabián lanzó un disparo que se marchó cerca del poste. El Palencia Cristo entró con todo de nuevo, pero sobró actitud y faltó fútbol. Tal era la proyección ofensiva de los hombres de Doyague que Marchena metió un quinto zaguero para contener una cascada de acciones en ataque. Por si fuera poco un campo más marrón que verde, se sumó que para saber lo que ocurría en la otra área había que imaginárselo.
La ocasión de Chatún sí que se vio con nitidez, cuando intentó batir a Guille, que despejó, esta vez sí, con maestría. Con Dieguito ya en la guerra morada, continuó un bombardeo pero la trinchera del Tordesillas estaba bien construida. Todo terminó cuando Sellés se marchó de la batalla antes de tiempo por dos amonestaciones. Así fue como el Palencia Cristo volvió a perder a domicilio casi cuatro meses después.
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