Los de De los Mozos, que debutaba en el banquillo visitante, se imponen a un Palencia Cristo que llevaba once partidos sin perder. Un gol de Adrián y otro de Edipo de penalti acaban con la mala dinámica del Palencia CF, que llevaba cuatro partidos sin ganar.
El Palencia CF asaltó este sábado La Balastera como visitante al imponerse por 0-2 en el derbi capitalino en Tercera RFEF ante el Palencia Cristo. Javier Álvarez de los Mozos debutó como técnico con victoria ante su exequipo en un encuentro muy intenso. Los primeros diez minutos del partido tuvieron un ritmo frenético y muchas ocasiones, pero a partir de ese momento el respeto se impuso. Adrián, en una acción individual y tras aprovechar un balón suelto, adelantó al Palencia CF al filo del intermedio, tras unos primeros 45 minutos muy equilibrado.
El Palencia Cristo dominó casi por completo la segunda mitad, aunque sin lograr acertar sobre la meta de un gran Alberto, que salvó en un par de ocasiones a los suyos. A falta de quince minutos para el final, un penalti de Nil sobre Edipo, transformado por el propio Edipo, decantó definitivamente el encuentro para un equipo visitante que rompe la gran racha del Palencia Cristo de once encuentros sin perder y también la suya adversa de cuatro partidos sin ganar.
El derbi capitalino arrancó con un ritmo frenético sobre el terreno de juego, mucha intensidad y opciones para ambos conjuntos. El Palencia Cristo, con más posesión y el Palencia CF, con una presión alta para tratar de robar en zonas de peligro. La primera ocasión fue para los visitantes, que vistieron de blanco. Adrián avisó con un disparo desde la frontal con la zurda que atrapó Guille sin problema. Respondió de forma inmediata el Palencia Cristo, y en la siguiente jugada Conde envió un buen centro al interior del área al que no llegó Fran Sabaté por poco.
El estreno de Javier Álvarez de los Mozos como técnico del Palencia CF dejó su sello desde el inicio y fue la intensa presión de su equipo sobre la salida del rival. En el minuto 8, otro robo de los visitantes estuvo a punto de costarle caro a los de Carlos Doyague. Sekou realizó un pase de la muerte y Edipo no logró precisar. Una vez más, respondió el Palencia Cristo. Sabaté puso un centro preciso y Conde, sin oposición y casi en área pequeña, remató al aire, desperdiciando una gran ocasión.
A partir de ese momento, el partido entró en un letargo de intensidad, juego aéreo y escasas ocasiones. Las revoluciones regresaron cuando restaban apenas cinco minutos para el descanso. El Palencia CF aprovechó su mejoría con el paso de los minutos y en la recta final asestó un importante golpe. Adrián firmó una gran jugada individual y ante la salida de Guille buscó un pase de la muerte para Edipo, Nil tocó el balón y el rechace le cayó de nuevo a Adrián, que con Guille batido, empujó el balón al fondo de la red sin oposición.
Un Cristo crecido
La segunda mitad comenzó con un Palencia Cristo crecido en busca del empate y un Palencia CF más replegado protegiendo el marcador a favor. En el primer minuto ya avisaron los de Carlos Doyague. Amis realizó una buena jugada desde la banda izquierda y Alberto tuvo que intervenir para mandar el disparo del extremo local a saque de esquina. Cinco minutos más tarde fue Conde quien estuvo cerca de colocar las tablas. El futbolista disparó cruzado, aunque de nuevo se topó con una gran estirada de Alberto. El portero del Palencia CF apareció en los momentos clave para mantener a los suyos por delante, con varias acciones aéreas más en las que desbarató los intentos del Palencia Cristo.
Los de Javier Álvarez de los Mozos supieron dormir el partido y llevarlo a un juego más trabado que beneficiase sus intereses, un perfil del encuentro en el que pasaran los minutos sin ocasiones. La desesperación se fue adueñando de los de Doyague, hasta el punto de que, tras otra pérdida, Nil cometió penalti sobre Edipo por cargar con fuerza desmedida. El propio Edipo fue el encargado de transformar la pena máxima y matar el partido. Con el 0-2 en el marcador, el Palencia Cristo lo siguió intentando, aunque sin fortuna.
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