Casi dos horas con Miguel Delibes. Elisa, hija del genial escritor vallisoletano y presidenta de su fundación, visita una exposición sobre su padre y su libro ‘El Camino’ en el instituto Virgen de la Calle y comparte anécdotas con los alumnos.
Miguel Delibes estuvo este miércoles más presente que nunca en el instituto Virgen de la Calle de la capital palentina, no solo a través de sus libros y de la exposición sobre el genial escritor vallisoletano y su obra ‘El Camino’ que fue clausurada en el centro, sino también por el testimonio de su hija Elisa, que es presidenta de la Fundación Miguel Delibes y que se acercó al instituto palentino para
compartir con alumnos y profesores anécdotas y vivencias de su padre. Junto al director de la fundación, Fernando Zamácola, la cuarta de los siete vástagos del ganador del Premio Cervantes o Príncipe de Asturias de las Letras fallecido el 12 de marzo de 2010 a los 89 años, disfrutó en la sala de audiovisuales de una charla con estudiantes y después con las elaboraciones que alumnos de cocina realizaron con productos de caza, actividad la cinegética por la que su padre sentía pasión.
El director del IES Virgen de la Calle, Ángel Juárez, agradeció a la fundación el proyecto de acercar la figura de Delibes al alumnado de Castilla y León y también a la Dirección Provincial de Educación y al grupo de docentes que forman parte del grupo de dinamización de la biblioteca por la puesta en marcha de una actividad pensada «para la que pasara por ella todo el alumnado».
Elisa Delibes conversó con los alumnos y respondió a todas sus preguntas. Comentó que el libro favorito de su padre era ‘Viejas historias de Castilla la Vieja’ «porque decía que la más corta y en la que había cometido menos errores, aunque al final de su vida quiso ser un poco justo con las obras que le habían dado mucha satisfacción, como ‘El Camino, ‘Cinco horas con Mario’ o ‘El hereje’». «’El hereje’ le importó mucho porque él estaba ya muy enfermo y le parecía inaudito que vendiera 100.000 ejemplares en tres o cuatro días, se quedó contento porque le costó mucho esfuerzo», añadió Elisa Delibes, que sacó la sonrisa de los presentes con algunas anécdotas de su padre.
«Él quiso muchísimo a sus paisanos, pero no aguantaba que le pararan por la calle. Trabajaba en El Norte de Castilla, daba clases, escribía libros… Le quedaba muy poco tiempo y le encantaba salir al campo, tenía una hora o así e iba deprisa para salir por la ribera del río o dar vueltas por el Campo Grande, y si alguien le paraba, se quedaba ya. Siendo ya mayor tenía mal genio y un señor le paró por la calle porque era Miguel Delibes, le empezó a contar que iba a por el pan que le había encargado su mujer y mi padre le dijo que si iba a por el pan, pues que fuese a por él», recordó Elisa Delibes, que incidió sin embargo en que a su padre le encantaba que le dieran la enhorabuena por sus premios. «Le conmovía porque la gente se ponía más contenta que si hubiera ganado el Real valladolid», aseguró la hija del genial literato, que aseguró sentir «un poco de tristeza» por no haber inspirado ningún personaje para su progenitor.
«Tiene muchas obras que podemos reconocer como autobiográficas, aunque él las presentara como una novela. En ‘El príncipe destronado’ todos reconocemos que es nuestra familia y que el niño protagonista, Quico, es mi hermano Adolfo. ‘Señora de rojo sobre fondo gris’ es un título que mi padre dedicó a mi madre muerta como un homenaje pero ya lo disfrazó, porque el protagonista no era escritor sino pintor, la mujer no se llamaba Ángeles sino Ana… En ese libro sí que me reconocí», agregó Elisa Delibes, que habló también de los problemas que su padre tuvo con la censura franquista.
«El peor en 1973, cuando publicó ‘El príncipe destronado’. Les hicieron romper una página porque al novio de la asistenta que tienen en casa, Quico le pregunta si se va a la guerra y si va a matar a muchos y el novio le dice ¡este chico solo piensa en matar, parece un general! No le dejaron vender ni un libro y tuvo que eliminar esa página porque lo del general no les gustó, aunque luego ya volvió a salir con esa frase», subrayó Elisa Delibes, que comentó que su padre «de niño no escribía nada» y que su afición por la escritura «le vino de mi madre, porque le enseñó a leer y leía más que él». «Si no hubiese ganado el premio Nadal, igual no hubiese escrito más», añadió Elisa Delibes, que aseguró sentirse «encantada» de estar en Palencia.
«He visitado muchas veces esta ciudad con mi padre, él decía que se le estaba haciendo un poco grande Valladolid y que no sabía si terminaríamos viviendo en Palencia, porque le gustaban las ciudades pequeñas y salir a andar al campo», concluyó la hija de Miguel Delibes.
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