La azulejería del siglo XVI que se presentó en ‘Renacer’, presenta una novedad. Se recupera uno de los paneles que se eliminó para hacer un paso con la reintegración de los fragmentos encontrados.
Con el segundo proyecto con cargo al 1,5% Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana, en ejecución hasta marzo-abril del próximo años, la catedral continúa en ese proceso de lograr un mayor realce. Mientras las obras de la capilla de San Isidro se encuentran en stand by y finalizados los trabajos en la girola, las capillas de la Virgen Blanca y Mayor, las actuaciones se concentran en las puertas del Obispo, a día de hoy oculta tras andamios y redes que anuncian una actividad -cuyos detalles se conocerán próximamente-, Obras con arte, para continuar con la de Los Novios.
Con motivo de la conclusión de las actuaciones llevadas a cabo en la capilla Mayor de la seo, desde el cabildo se organizó una visita en la el deán, Dionisio Antolín; el canónigo y delegado diocesano de Patrimonio Artístico, José Luis Calvo, y los arquitectos Ignacio Vela y Florentino Díez dieron detalles de las ejecutadas.
Así, en la capilla Mayor, la actuación se concretó en la limpieza de la rejería y recuperación de los paramentos, en los que «se han encontrado vestigios arqueológicos que una actuación dejó ocultos». Explicaron que «se han dejado cuatro ventanas que hablan de elementos muy importantes, aunque están muy mutilados y deteriorados, de dónde estuvo la catedral románica y de enorme dimensión». En este sentido, comentaron que en dos de las ventanas se pueden contemplar capiteles «probablemente del arco que daba paso al presbiterio, que habla de una enorme catedral románica, como corresponde a la importancia de la diócesis». También ahora cabe observar elementos, anteriormente colmatados, de arcos que «pertenecen al momento anterior a la construcción del muro que cierra la capilla Mayor en el siglo XVI para colocar ahí el retablo, cuando toda la nave estaba abierta hasta la del Sagrario, arcos que eran de la cabecera de la catedral gótica».
En el anterior proyecto del 1,5% Cultural se actuó en todos los paramentos, excepto en la capilla Mayor, que ya presenta una textura conforme con el resto. Unos trabajos que «ha permitido poner de manifiesto vestigios que proporcionan una lectura de la catedral románica», incidieron. Además, ha recuperado su esplendor la filacteria.
En la capilla Mayor destaca el retablo, además de la azulejería del siglo XVI que se presentó en Renacer y que «seguirá dando que hablar y qué pensar a los especialistas. Con respecto a la exposición, presenta una novedad. Se trata de ocho paneles con las siete virtudes (cuatro cardinales y tres teologales) más la bondad. Uno, el correspondiente a la templanza, se eliminó para hacer un paso a la parte de atrás del retablo, si bien se encontraron varios fragmentos que se han restituido en su posición y dejado las lagunas sin vitrificar.
La azulejería se ha completado con un tratamiento de marco porque, según explicaron durante la visita, al retirar todo el panelado que se puso en el siglo XVIII lo que apareció fueron elementos «feos, mampostería casi sin tratar», y se optado por «unificar a través de un forro de listones de madera».
Además, en esta capilla Mayor quedan al descubierto unas hendiduras que se tiene la «certeza» de que «son las huellas de donde se apoyaba la sillería del coro que en el siglo XV estuvo montada ahí y se abría a la capilla del Sagrario».
En la girola, los pináculos presentan un «perfecto estado», y es que dentro de este proyecto todos han tenido que ser sustituidos ya que muchos, que se pusieron de ladrillo y mortero, este había desaparecido. Todos los arbotantes tienen ahora un lomo de plomo que evita la infiltración de humedad, que era lo que estaba originando que estuviera colonizados por líquenes y elementos vegetales.
Explicaron durante la visita que la restauración de Jerónimo Arroyo en 1921 incluyó una terraza plana que después originó muchas patologías en las capillas de la girola. En los años 80, se sustituyó por una de plomo y en los 90 por una de zinc, manteniendo debajo la estructura de madera. Algunos arbotantes han requerido actuaciones estructurales y, como curiosidad, comentaron que algunos tuvieron unas canalizaciones por encima para las evacuaciones pluviales de las cubiertas superiores. Esta actuación en la girola «consigue restituir una imagen más digna de la catedral desde el exterior», dijeron. «Las obras son un buen momento para conocer más el edificio. Cuando se decide demoler el crucero y llevarlo más allá se dejan algunos vestigios, muy pocos conocidos, de la catedral románica en la girola».
En la capilla de la Virgen Blanca, donde ya se intervino en el anterior proyecto del 1,5% Cultural, la actuación se ha extendido a la reja del siglo XV, una de las más antiguas de la seo, y los arcosolios. En estos, una vez eliminadas las humedades, se da al sepulcro una mayor aireación. Interesante ha sido la limpieza de las dos epigrafías que históricamente han estado en varias ubicaciones. En uno de los arcosolios, rematando agujas y tímpano, se han colocado -recuperan su posición original- piezas de la catedral románica de piedra policromada.
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