Los operarios de la empresa adjudicataria, Bercopa, comenzarán la próxima semana a vaciar el solar en el que tras las primeras catas se han hallado restos arquitectónicos sin valor.
Un año. Ese es el plazo durante el que se desarrollarán las obras de conversión del patio del Teatro Principal en un remozado y moderno espacio escénico. Unos trabajos valorados en 567.139,37 euros y que ya está ejecutando la empresa Bercopa 2002.
Como toda obra que se lleva a cabo en el casco histórico de la ciudad, los primeros trabajos han consistido en la realización de catas para detectar yacimientos arqueológicos. Y, efectivamente, se han encontrado algunos restos de muros y hornos que datarían de la Edad Media y estarían vinculados al monasterio de las Claras, así como algún resto anterior, concretamente de un vertedero romano.
El servicio de Patrimonio de la Junta de Castilla y León ya ha cursado visita a las obras y se espera que esta semana terminen los trabajos de datación y registro de los restos encontrados, de forma que si todo marcha bien la próxima semana se comenzará a vaciar el solar.
«Los trabajos avanzan tal y como estaba previsto, con mucha coordinación y una planificación muy medida», aseveró ayer a Diario Palentino la concejala de Cultura, Laura Lombraña. Estos días se procederá también a desviar las canalización de gas de la fachada para abrir una entrada al solar de mayores dimensiones para la entrada y salida de camiones y maquinaria.
Los 600 metros cuadrados del patio del Teatro Principal dejarán paso a una nueva dotación cultural que destacará por una cubierta irregular construida con vigas de madera laminada que formarán una bóveda irregular. «La cubierta, que es lo más espectacular de la obra, ya está en proceso de contratación por parte de la empresa constructora y será una de las partes más delicadas por las dimensiones», detalló Laura Lombraña.
El proyecto está firmado por la empresa palentina Architecture by Del Olmo y está pensado como un espacio abierto que conducirá a una platea pensada como un graderío horadado sobre la superficie del suelo, en nueve filas con capacidad para 144 espectadores sentados. El objetivo, revalorizar un espacio residual, hasta ahora invisible, convirtiéndolo en un soporte versátil.
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