‘Viaje por el Canal de Castilla’ es el último libro de este autor, en el que denuncia su estado de abandono y pide un plan de rehabilitación integral.
Para evitar que caigan en el olvido los latidos de una vida que languidece poco a poco, pero que se resiste a desaparecer. Este es el objetivo con el que el escritor Pascual Izquierdo ha dado forma a su último libro ‘Viaje por el Canal de Castilla‘ en el que recoge una de sus últimas aventuras viajeras por la provincia de Palencia. Fue en el año 2000, hace ya veintitrés años, cuando Pascual Izquierdo y la Orden del Pedal, un grupo de amigos que deben este nombre a su afición ciclista, decidieron recorrer el Canal de Castilla, reconvirtiéndose así en «caballeros canaliegos», tal y como explica el propio escritor.
Más de cinco días en los que la Orden del Pedal recorrió este paisaje deteniéndose y hablando con sus habitantes para conocer y recoger historias y experiencias, términos lingüísticos casi desaparecidos y antiguos oficios. Este grupo de amigos pudo también adentrarse en los caminos de sirga, que suponen una navegación interior por el pasado y el presente, por la realidad y la nostalgia.
Tras esta incursión y pasados los años, fue en 2022 cuando Pascual Izquierdo, autor de otros libros como ‘Prosas profanas del Camino de Santiago’ o ‘Viaje por tierras de Castilla y Cantabria’, decidió retomar los escritos que elaboró tras este viaje y darles forma comparándolo con la realidad que se vive actualmente en el Canal de Castilla.
De todo ello nace ‘Viaje por el Canal de Castilla’, con el que pretende reivindicar la importancia de esta arteria líquida que atraviesa la provincia de Palencia y darle el valor que, asegura, merece tener como uno de los ejes vertebradores de Castilla y que las nuevas generaciones necesitan conocer para poder apreciar.
Aunque Pascual Izquierdo es burgalés de nacimiento, su dedicación profesional a la elaboración de guías de viaje le ha llevado a conocer de primera mano la provincia de Palencia de la que dice ser un auténtico enamorado por el patrimonio que atesora en cada uno de sus rincones.
–¿En qué situación está el Canal de Castilla?
–En el libro hay un vector de denuncia, hay lamentaciones ante el abandono de las casas de los escluseros (la mayoría de ellas están en ruinas), ante el deterioro que sufren algunos acueductos y el deterioro de las esclusas. Se hace una llamada de atención a los responsables para que se ponga en marcha un plan de rehabilitación integral del Canal de Castilla pare recuperar la navegación con usos turísticos, recreativos y culturales.
–¿En estos años ha habido alguna mejora introducida?
–Sí, también se han incluido. Por ejemplo, el acueducto de San Carlos de Abánades, cuando le vimos en el año 2000 estaba prácticamente cayéndose, ahora mismo está magníficamente restaurado. El acueducto del río Sequillo también ha sido rehabilitado. La impresión es que se han hecho mejoras cosméticas en algunos puntos del Canal de Castilla, pero el estado general sigue siendo de abandono porque se desconoce la riqueza monumental y artística que supone. No se sabe sacar partido para aumentar población, fijar gente y dinamizar la zona gracias a su uso turístico y convertirlo en navegable en su totalidad, de manera que quien quiera pueda recorrerlo desde Medina de Rioseco hasta Osorno, por ejemplo.
–¿Desde cuándo se abandona el Canal de Castilla?
–Prácticamente desde 1951, cuando se prohibe la navegación. El esplendor de la navegación fue desde 1850 hasta 1860, llegó a haber más de 300 embarcaciones recorriéndolo, pero luego comenzó a languidecer hasta que se suprimió la navegación, aunque no su uso como regadío. De hecho, su utilidad ha sido muchas veces desconocida, ya que en la Guerra Civil se transportaron cañones desde Palencia a Valladolid por el canal.
–¿Cree que los palentinos valoran lo que es el canal?
–Yo creo que sí, lo que he visto lo constata. Hay un interés total en Palencia por el Canal de Castilla, aquí se vive de una manera distinta porque hay muchas personas que han tenido una experiencia cercana con el canal. La memoria del Canal está viva en Palencia, mucho más que en Valladolid. Aquí vas por cualquier pueblo y te hablan del canal con verdadero interés y pasión. De hecho, vamos a hacer presentaciones del libro por diferentes municipios palentinos. Es parte del ADN, de la cultura popular y vivencial de Palencia.
–¿Las acciones llevadas a cabo en los últimos años para promocionar lo han sido insuficientes?
–Totalmente. Tiene un enorme potencial, pero yo creo que no se sabe ver. Estamos hablando de una joya de excepcional valor artístico y monumental. Haría falta levantar la mirada, mirar más allá de lo inmediato. Es un gran recurso que, lamentablemente, está desaprovechado.
–¿Hace falta una iniciativa ciudadana para ponerlo en valor?
–Con este libro también se trata de iniciar ese clamor. Hace falta voluntad política, solo hace falta quererlo. Se pueden restaurar las esclusas o las fábricas de harina, por ejemplo.
–¿Las nuevas generaciones conocen el canal?
–Yo creo que no. La gente no se detiene y no valora los elementos de vivencia que están latentes y que hay que conocer.
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