En los últimos 16 años se han recuperado casi 39.000 elementos robados, como piezas arquitectónicas, cerámicas, cristalería, medallas, monedas, orfebrería, joyas, prendas, relojes e instrumentos
Castilla y León, tierra de arte y de historia, repleta casi en cada uno de sus rincones de obras, de patrimonio artístico, cultural… es decir, de elementos de atracción para los amigos de lo ajeno, que ven en estos elementos una forma de enriquecer sus bolsillos a costa de lo piezas privadas, pero principalmente de la caja común de todos los castellanos y leoneses. El arte y la historia siempre ha sido objeto de deseo. Por ello, Castilla y León registró 57 infracciones contra el patrimonio histórico en cuatro años, con altibajos que van desde los 16 de 2019 a los once de 2020, para subir en 2021 a 19 y volver a descender a once el pasado año.
Aunque es un asunto “muy importante en el ámbito delictivo, porque la seguridad del patrimonio debe importar a todos”, ahora mismo, por fortuna, no es un problema, tal y como afirma a la Agencia Ical el teniente coronel jefe interino de Zona, Jorge Juan Pérez Rodríguez. “La realidad es que el número de infracciones penales en Castilla y León en esta materia es bajo. Hay que tener en cuenta que solo en la Guardia Civil registramos 3.000 infracciones penales en total al mes, con lo que esta cifra contra el patrimonio histórico es anecdótica”, matiza.
Para llegar a contabilizar estos bajos datos, el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado empieza desde la base, desde las operaciones y los municipios más pequeños, incluso los que están semiabandonados pero mantiene su iglesia. “Lo que estamos haciendo da resultados, porque el número de delitos es bastante bajo en los últimos años y quiere decir que tenemos que seguir. No muestra una situación grave”, defiende.
Solo en 2022, la Guardia Civil computó 25.874 servicios preventivos en entornos donde se ubican estos elementos, que pueden ir desde ermitas e iglesias algo apartados de los núcleos a yacimientos arqueológicos. “Comprobamos que los elementos están, que no han sido sustraídos”, sostuvo Pérez Rodríguez, quien destacó también los canales de comunicación con los titulares de las obras de arte, con quienes se pueden entrevistar asiduamente. También encienden la luz de alarma cuando les avisan de vehículos sospechosos o analizan intentos de robo que no se ha denunciado. “Vamos chequeando en nuestro sistema que se ha prestado servicio ahí y cotejamos”, comenta.
Una herramienta que facilita esta prevención es que Guardia Civil y Policía Nacional tienen georreferenciados todos los puntos catalogados como patrimonio histórico, algo que se elabora, continuó el teniente coronel, en base a parámetros de riesgo de actividad delictiva, su valor, posicionamiento aislado o no, medidas de seguridad, etc. “Sobre esas premisas establecemos servicios preventivos en las inmediaciones de esos lugares, con periodicidad determinada”, argumenta.
Recuperación del patrimonio
El otro eje del trabajo de las Fuerzas y Seguridad del Estado en materia de patrimonio histórico es la recuperación de los elementos robados. Desde 2007 hasta marzo de 2023 el cómputo es de 38.938 piezas que han vuelto a manos de sus propietarios. Entre ellas, hay objetos arquitectónicos como pilares, arcos y esculturas, alfombras, armas, bordados, cerámicas, cristalería, dibujos, fotos, grabados, iconos, instrumentos musicales, juguetes, libros y documentos antiguos, medallas, monedas, objetos religiosos, orfebrería, joyas, prendas de vestir o relojes.
Recuperaciones que han llegado como consecuencia de operaciones desarrolladas, varias de ellas en colaboración con otros cuerpos internacionales y “fruto de la monitorización continua de portales de compraventa a nivel mundial en internet”, que permite perseguir la pista de objetos que se sustraen en Castilla y León y tratan de venderse.
Operaciones relevantes
Algunas de estas operaciones más significativas son, por ejemplo, ‘Fogata’, en la que se recuperaron numerosos elementos arquitectónicos, como arcos, columnas y una pila bautismal del siglo XIII, robados en iglesias y casas antiguas de toda la Comunidad, y que se saldó con doce detenidos. También ‘Badajo’, en 2011, que acabó con la imputación en Valladolid de una persona que había robado, al menos, en nueve iglesias de la provincia, de los que sustraían principalmente objetos litúrgicos de plata (cálices, copones, candelabros, ánforas y porta viáticos). La operación ‘Alejandro’, en el mismo año, concluyó en Arévalo (Ávila) con la recuperación de siete pinturas de autores como Sorolla, Dalí, Gustavo Doré y diversas joyas, que habían sido sustraídas diez años antes en una vivienda de Maella (Ávila). Se averiguó cuando una de las obras se trataba de vender en una galería de Londres (Inglaterra).
También la operación ‘Biblio’, que logró recuperar 151 libros de los siglos XVII y XVIII pertenecientes a tres templos de la provincia de Palencia, gracias a que un particular había puesto a la venta a través de internet uno de ellos. ‘Destierro’, a raíz del robo de piezas históricas pertenecientes a la colección ‘Segundo Escolar’ en el monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), o ‘Muserola’, que consiguió recuperar 92 piezas celtibéricas catalogadas por el Museo de Burgos y que se localizaron gracias a un anuncio de un burgalés, son otras de las muestras del trabajo de la Guardia Civil.
La operación ‘Relieves’ obtuvo en Londres dos relieves visigodos del siglo VII sustraídos en 2004 de la Ermita de Nuestra Señora de las Viñas de la localidad de Quintanilla de las Viñas (Burgos); ‘Camarín’ se saldó con la recuperación de un repertorio de 19 obras de arte perteneciente al Convento de San José, de Medina de Rioseco (Valladolid), entre las que se encontraban dos cartas manuscritas autógrafas de Santa Teresa de Jesús.
Igualmente, en diciembre de 2022, la Sección de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil intervino a los propietarios de diversa documentación de la 132 Brigada Mixta del Ejército del Este y libro de pagaduría de un Regimiento de Artillería de la Guerra Civil, que se publicitaba en una página web de compraventa. Al no poder acreditar su lícita procedencia, estos elementos, según la Ley de Patrimonio Histórico Español, deben ser conservados en un archivo histórico, por lo que fueron entregados al Archivo Histórico Militar de Ávila.
Sin ir más lejos, la Guardia Civil informó esta misma semana de que investiga a tres personas por causar daños en el yacimiento arqueológico ‘Cerro de la Ermita’, de la localidad de Tiedra (Valladolid), y expoliar con un detector de metales 114 monedas, dos medallones, seis botones, seis balas esféricas de artillería, un broche, unos gemelos y una piedra de molino realizada en piedra arenisca.
Hitos en la investigación
No fue hasta la década de los 60 y principio de los 70 cuando la Guardia Civil recibió carta de naturaleza en la investigación de este tipo de delitos. “Como consecuencia del éxodo rural los pueblos se fueron abandonando y las iglesias tenía un patrimonio histórico importantísimo. Hasta ese momento no era un tema que se diera por las circunstancias socio económicas determinadas de décadas anteriores”, comenta Pérez Rodríguez.
Con la despoblación rural, ese patrimonio “empezó a ser objeto de sustracciones”, momento en que la Guardia Civil es “consciente de esa problemática” y crea grupos específicos orientados a la lucha contra esos robos. En este tiempo, la sociedad española se da cuenta de que en el ámbito diocesano “no se puede tener material valioso si se encuentra en lugares semiabandonados”. Es más, el agente saluda que los propios titulares de las obras “han puesto de su parte para evitar robos” y las Fuerzas y Cuerpos del Estado han logrado que “cada vez el número de infracciones sea más pequeño”.
Ya en los años 70 la benemérita crea una sección con directrices orientadas a la protección de patrimonio histórico para la prevención e investigación; y en los 80 se aprueba una ley para crear estos grupos. Desde entonces, la UCO ha realizado muchas operaciones que han ayudado a esclarecido muchos delitos y recuperar numerosas obras de arte.
El hito más reciente se produjo en 2012, cuando la Guardia Civil emitió una directriz para la defensa del patrimonio histórico español en dos líneas de actuación: prevención, con unidades de seguridad ciudadana, Seprona y servicio aéreo en Castilla y León; e investigación, donde la Policía Judicial “mejoró las herramientas y procedimientos técnicos”.
A caballo entre ambas acciones se encuentra el delito fiscal, para el control de la salida y entrada de bienes de España en aduanas y la obtención de información provenientes de otros países. En este sentido, la Guardia Civil cuenta con “enlaces muy importantes en investigación de patrimonio histórico”. De hecho, muchas de las obras de arte sustraídas en España se tratan de vender en otros países. A día de hoy, la fuerza de seguridad mundial con más fama son los Carabinieri italianos, debido a la densidad de obras de arte en el país transalpino, cuerpo con el que la Guardia Civil mantiene una relación muy estrecha.
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