La primera riada del Valdeginate en el 2014 llegó a mediados de febrero tras las fuertes lluvias caídas a lo largo y ancho de toda España. Los daños ocasionados a los vecinos colindantes con el río son importantes y las molestias aún mas.
Ayer lunes 10 de febrero Castromocho se despertó con la primera riada sería del año 2014.
El día amaneció con un cielo gris plomizo que fue aclarándose con intervalos de nubes y claros de un gélido sol invernal a medida que transcurría el día.
Durante el fin de semana toda la península había sufrido los estragos de una nueva ciclogénesis explosiva, nueva denominación de los meteorólogos a lo que toda la vida se ha conocido como una fuerte borrasca. Las fuertes nevadas y abundantes lluvias de las semanas precedentes por el norte peninsular hacían presagiar que los campos tendrían agua suficiente para mantener las cosechas venideras, pero el pasado fin de semana, 8 y 9 de febrero, la lluvia y el fuerte viento vuelven a hacer acto de presencia y con ello la alarmante subida del nivel de las aguas del Valdeginate.
Al igual que años anteriores toda la maleza arrastrada virulentamente por el río y depositada en los ojos del Puente Nuevo y Viejo hace que el río se desborde por las laderas anegando así todo el barrio de la calle Abajo, la del Río y el Arrabal; la carretera a Capillas una vez más quedó cortada por el agua a pesar de las obras del año pasado; las antiguas Escuelas Nuevas también quedan rodeadas de agua aunque no llegara a introducirse en ellas.
Los vecinos ya no se sorprenden de estos sobresaltos que les ocasiona su río cada vez que llueve un poco fuerte. Fiel a su centenaria historia el Valdeginate se desborda a poco que haya una fuerte borrasca. Todas las obras fluviales que en él se han hecho en los últimos años de muy poco han servido pues sigue desbandándose hoy los mismo que lo hacia hace 60 años.
A la mayoría de los vecinos no les afecta demasiado estos ramalazos fluviales de su río; por suerte la mayor parte de las casas del pueblo están en alto; pero en cambio para los vecinos que viven en la parte baja del pueblo y cuyas traseras no están lo suficientemente elevadas como para saltarse estas crecidas del río los daños pueden llegar a ser importantes.
Este río, que pasados unos meses volverá a secarse, cuando coge agua da hasta miedo; basta echar un vistazo al fabuloso reportaje fotográfico hecho por Paco para confirma la veracidad de estas palabras.
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