El municipio, entre los primeros de España en acoger ucranianos, plantea reutilizar los talleres textiles como oportunidad laboral. «Hablamos mucho por FaceTime o Telegram, porque nunca se sabe lo que puede pasar en las próximas horas o minutos» comenta una de ellas.
Cinco minutos. 300 segundos de silencio para condenar una guerra que se extiende en el tiempo. El sonido de las bombas en la región de Donbás, el 24 de febrero del año pasado, marcó el inicio de la invasión rusa en Ucrania, el comienzo de la destrucción y de la barbarie. Un año después, mientras los representantes institucionales y vecinos protestaban sin palabras y con gesto serio en la Calle Mayor, continúa la batalla, el dolor y los muertos, también los huérfanos, las viudas y la tragedia.
Muchos ucranianos han logrado alejarse físicamente de la contienda, aunque su cabeza y su corazón sigan allí, y llegar a Europa, España y también a Palencia. A lo largo de este año, el Ayuntamiento de Paredes de Nava, junto con Accio Familiar, ha acogido y buscado acomodo en otros pueblos de la llamada España Vaciada a doscientos ucranianos, de los cuales una veintena viven actualmente en el municipio.
«Somos 1.900 habitantes y actualmente viven con nosotros 20 ucranianos, pero podrían ser muchos más», señaló el alcalde de Paredes de Nava, Luis Calderón, hace unos días en Barcelona, en una cena solidaria organizada por la Embajada Ucraniana en España junto con el Consulado General de Barcelona y SOS Ucrania. «En nuestra localidad, las aulas del colegio tienen solamente quince niños, el centro de salud admite más tarjetas, hay comercios, bancos, fibra óptica y vivienda. Es decir, podemos seguir recibiendo refugiados que van a estar cómodos y van a ser queridos», continuó ante centenares de invitados al evento, la mayoría de ellos empresarios.
«Si resolvemos la integración laboral de los refugiados, sí que podríamos integrar a más», afirma Luis Calderón con convicción. Por este motivo, por la importancia de que tengan un empleo para ayudar a sus familias, en un discurso de pocos minutos de la cena benéfica, tuvo tiempo de lanzar la idea de los talleres textiles de Paredes, «que ahora no están cubiertos y donde se podría fabricar ropa para la causa ucraniana». Y no solo los talleres, sino que también se podría peinar la lana en el mismo Paredes, que conserva uno de los tres lavaderos que existen en todo el país.
Por este motivo, se ha lanzado el proyecto ‘Cosiendo con Ucrania’, donde las propias vecinas pueden formar a las refugiadas del municipio y de la zona, y poner en marcha este dispositivo para elaborar prendas diseñadas específicamente para ser objeto de una campaña con Ucrania.
«Creo que fuimos el primer pueblo de España en recibir refugiados ucranianos», afirma Calderón, después de que el 4 de marzo llegasen tres furgonetas a la localidad paredeña. Desde entonces, han recibido ayuda solidaria de otros pueblos, clubes o asociaciones, «pero no hemos recibido ninguna ayuda de las instituciones», subrayó.
«Cuanto más dura la guerra, menos se entiende todo. Y que sin Ucrania, sin la historia ucraniana, Rusia no existe y nunca ha existido», advierte con pesar esta refugiada, cuyo nieto pequeño acude a la guardería y solo entiende ya español. «Desde Paredes, estoy trabajando en mi propio proyecto en el desarrollo de una aplicación, y en paralelo estoy trabajando en literatura infantil con mis amigos», cuenta.
Mantienen el contacto con los suyos todo el tiempo. «Hablamos por FaceTime o Telegram. Nos comunicamos y llamamos constantemente para mantener el pulso, porque nunca se sabe lo que puede pasar en las próximas horas o minutos», recalca Tatyana, a quien le encanta visitar el Museo de los Cuentos y la Ciencia de Paredes.
La localidad conmemora hoy un año desde el inicio de la guerra con una misa en Santa María a las 19 horas y con el concierto del músico británico John Fellingham, cuya recaudación irá destinada para enviar juguetes a un orfanato de Ucrania.
La ayuda de Cruz Roja
Desde hace un año que arrancó el conflicto bélico, hasta España han llegado miles de personas, de las cuales, 125.000 han sido atendidas por Cruz Roja, un 64% de ellas, mujeres. La entidad social en Palencia se ha ocupado de 136 personas (91 mujeres y 45 hombres), de las cuales 94 han sido alojadas en plazas de emergencia, como el Seminario Mayor de la capital durante una temporada hasta que han sido reubicadas en apartamentos en la misma ciudad o en otra, como en Burgos. Actualmente mantienen a 35 personas dentro del programa.
También han ofrecido clases de español impartidas por voluntarios y por academias, y cursos de carretillero, almacén y manipulador de alimentos, además de orientarles en la inscripción del Ecyl. En cuanto al ámbito laboral, a través de Cruz Roja Palencia diez refugiados han podido incorporarse al mercado laboral en sectores como hostelería, industria o limpieza.
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