Las primeras estimaciones en el Cerrato y Tierra de Campos con la cebada dejan un rendimiento medio de entre 1.500-2.500 kilos por hectárea. El trigo aún tardará en cosecharse entre 7 y 15 días según zonas.
Los primeros trabajos de recogida de cereal en las comarcas del Cerrato y Tierra de Campos, según las organizaciones profesionales agrarias (opas) consultadas por DP, arrojan una estimación para la cosecha de en torno a 500.000 toneladas menos que la pasada campaña, donde se superó por poco el millón, acercándose a las cifras de 2017, uno de los peores años agrícolas en este siglo.
En el caso del trigo, la pertinaz sequía primaveral no auguraba nada positivo, y los trabajos de recogida deberán esperar entre una y dos semanas, al impedir el trabajo las lluvias de este mes, que no han hecho mucho por mejorar el grano. «Aún es pronto, pero el cultivo de cereal se puede incluso quedar en 350.000 toneladas», indica José Luis Marcos, presidente provincial de Asaja.
En la provincia se han sembrado en la provincia en torno a 280.000 hectáreas de cereal, unas 10.000 menos que en la pasada campaña en base a las directrices de rotación de cultivos de la Política Agraria Comunitaria (PAC). «El rendimiento por hectárea andará en unos 1.500 kilos y, en el caso de los trigos se prevé incluso menos», añadió. Otro de los aspectos que preocupa y mucho al sector primario es de los costes productivos. «La campaña 22-23 en la que estamos va a ser la más cara de la historia con 1.200 euros por hectárea sembrada. También hubo tormentas y algún pedrisco, por lo que a perro flaco todo son pulgas», explica.
Lamento generalizado. En similares términos se expresa el secretario provincial de UPA, Blas Donis. «Es complicado atreverse a dar una cifra final de cosecha este año. La provincia de momento arroja un resultado desigual donde se ha podido empezar, ya que las últimas lluvias lo impiden. En el Cerrato la cebada está dejando entre 1.500-2.000 kilos de rendimiento por hectárea, por lo que faltarían 1.000 kilos más para poder cubrir los costes de producción», señala
No obstante, en la zona norte de la provincia, donde la cosecha se retrasa bastante respecto al sur, hay mejores augurios. «Las perspectivas de recoger grano son mejores, pero hasta que no entren las máquinas nunca se sabe. Mientras tanto, en el Cerrato la recogida de vezas no fue buena y pasó igual con el primer corte de alfalfa, pero con las últimas lluvias mejoró», apunta.
David Tejerina, presidente de COAG, tampoco es optimista. «En secano el trigo presentabastante peor aspecto que las cebadas. Es verdad que hay poca planta y que tiene retoño, pero lo único que hace es complicarnos la vida al estar verde y no tener ciclo desarrollo», sostiene.
«En Tierra de Campos se está recogiendo más cebada de lo pensado, sobre 2.500 kilos por hectárea. Aunque es una cosecha mala, hay gente que iba a dar parte al seguro por daños y no lo hará», concluye.
Un junio lluvioso deja más pastos y reduce el gasto ganadero montañés
En el sector primario no todo son malas noticias, dado que a los ganaderos del norte de la provincia el agua de junio les llegó como si fuera de mayo en cuanto a sus beneficios, como reza el popular refrán, y los pastos en la Montaña Palentina ya son abundantes. Más adelante lo será también hierba de siega, cuando crezca en la zonas de mayor altitud y sirva de sustento para la cabaña ganadera de cara al próximo invierno. Esta situación prevé reducir las pérdidas en el gasto en alimento, pasando del 50% previsto a en torno a un 30%.
«Se trata de un gran respiro. Los pastos están dando un vuelco y los animales ya pueden comer perfectamente para una temporada larga, y si alguna nube en verano nos dejase más lluvia, pues mucho mejor aún», señala Mariano San Abelardo, ganadero y alcalde de La Pernía.
El ganadero, no obstante, señala que los costes en las explotaciones ganaderas son casi inasumibles. «Se han disparado de una forma exponencial, ya que en el resto de España no existe cosecha en zonas de regadío y tenemos suerte al contar con pasto. Hay escasez de vezas, forraje, alfalfa y la propia hierba y los precios se han doblado», explica.
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