La ausencia de un informe de la CHD frena la renovación de los carriles de paseo junto al Carrión. La Confederación tiene que resolver alegaciones contra el proyecto y decidir si acepta el modelo de escollera en la orilla.
Con desesperación vive el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Palencia el silencio de la Confederación Hidrográfica del Duero. Hace semanas que se espera la llegada de un informe sobre el proyecto de construcción de circuitos biosaludables en la ribera del río Carrión y aún no se tiene ninguna notificación.
Las vacaciones de los técnicos que deben estudiar el proyecto, unido al periodo de exposición pública del documento, la apertura de un plazo de alegaciones y el tiempo para contestarlas ha generado tal retraso en el avance del proyecto que incluso en el Ayuntamiento de Palencia temen que pueda irse al traste por completo.
Esto se debe a que las actuaciones de mejora de las riberas del Carrión se van a financiar con fondos europeos, por un lado, del programa EDUSI y por otro, ya que se trata de dos intervenciones complementarias, con las nuevas ayudas Next Generation. El problema está en que este tipo de financiación está condicionado a que las obras puedan comenzarse en unos periodos de tiempo concreto y los plazos van corriendo sin que el Ayuntamiento pueda siquiera licitar las obras, ya que la autorización de la Confederación del Duero es preceptiva.
Se da la circunstancia además de que no resulta claro que la CHD vaya a avalar sin condiciones el proyecto que quiere impulsar el Ayuntamiento, que, por cierto, ha recibido las críticas de diversas organizaciones ecologistas y políticas que han presentado alegaciones.
El principal problema al que puede enfrentarse el Consistorio en la construcción de estos circuitos biosaludables es la escollera que se debe colocar a lo largo de la margen izquierda del río –en realidad se trata del cuérnago del Carrión, ya que el cauce original es el que discurre más a la derecha y sobre el que cruza el puente de Sandoval–.
Las actuaciones de los dos tramos que se quieren acometer se inician en Puentecillas y finalizan a la altura del parque Marcelino Champagnat, en la avenida de Santiago Amón, una vez que se ha superado el Puente de Hierro.
La primera de las intervenciones entre Puentecillas y el Puente Mayor cuenta con un presupuesto de 865.986 euros, procedentes de las nuevas ayudas europeas del Plan de Recuperación del Estado. Mientras, el siguiente tramo, desde el Puente Mayor hasta Santiago Amón, tiene un presupuesto de 1,17 millones de euros, financiados con el programa EDUSI, en el que la mitad del dinero son fondos comunitarios Feder y la otra mitad proceden de las arcas municipales.
Este retraso en la generación de los informes de la CHD conlleva otro problema para el Ayuntamiento, debido al continuo encarecimiento del coste de los materiales en el sector de la construcción. Cuando se quieran licitar los proyectos, una vez que se reciba la autorización de la Confederación del Duero, la memoria valorada habrá quedado totalmente desfasada y los precios no corresponderán con el del momento de la contratación, lo que previsiblemente hará que el procedimiento de adjudicación quede desierto, como ha ocurrido ya con otros contratos municipales, como la reforma de los Jardinillos o la ampliación del centro social de Miguel de Unamuno.
En el caso de los proyectos financiados con EDUSI, el de mayor cuantía en este caso, esta circunstancia es un problema de difícil resolución, puesto que el presupuesto, una vez aprobado, como ya ha ocurrido, no puede ampliarse, con lo que hay que respetar esa cuantía, es decir los 1,17 millones de euros. Pero con la subida de los precios, ese dinero resultará insuficiente para una próxima licitación, con lo que habrá que reducir la obra para que pueda servir ese presupuesto. Es lo que se ha hecho ya en otras intervenciones previstas por el Ayuntamiento, cuyos proyectos se han revisado para transformarse en actuaciones menos ambiciosas, con el fin de encontrar empresas interesadas en acometer las obras.
La intervención se ha planificado en diferentes fases, con actuaciones distintas en función del estado en el que se encuentran en estos momentos las márgenes del Carrión. Hay algunas zonas ya urbanizadas, en las que se cuenta con mobiliario urbano y con carriles diferenciados para ciclistas y peatones; otras en las que únicamente existe una senda compartida y alguna más en las que todavía no se ha dado ningún paso y la zona se encuentra por completo en su estado natural.
El objetivo final es ganar, aún más, las márgenes del río como espacio de ocio y esparcimiento para los ciudadanos, que además sea respetuosa con el medio ambiente y ofrezca también una imagen de unidad en todo el conjunto, de tal forma que no haya diferencias apreciables entre el mobiliario que se utiliza en las distintas zonas o el diseño de los carriles para bicicletas o peatones.
Para el tramo entre el Puente Mayor y Santiago Amón, se pretende crear un nuevo carril para peatones, con superficie de madera y lo más próximo posible a la orilla del río, incluso en algunas zonas con voladizo sobre el cauce. Se mantendrá el actual trazado del carril para bicicletas y se suprimirá el trozo de carril doble que existe en la actualidad.
Ese nuevo carril para peatones de madera debe seguir todo el cauce del río, en la misma orilla, como una especie de mirador directo al agua.
Mientras, entre Puentecillas y el Puente Mayor, una zona, en la que sí hay dos carriles, uno para bicicletas y otro para peatones, será necesario retirar uno de ellos, restaurando el suelo como zona verde, con el fin de que únicamente quede asfaltado el trazado para las bicicletas. La senda peatonal se unirá a la que llegará hasta el Puente Mayor y seguirá su diseño de madera y con un recorrido lo más próximo a la orilla del río, estableciendo zonas de descanso y miradores.
La actuación más problemática se encuentra en las proximidades de Puentecillas, ya que se trata de un elemento con una elevada protección histórico artística. Se quiere mantener la actual rampa únicamente para bicicletas, por lo que será necesario construir una nueva que discurra próxima al puente y que permita salir de la zona fluvial hasta la acera de la avenida de Castilla, sin que produzca una alteración visual del elemento protegido que es Puentecillas.
Uno de los problemas fundamentales es que el voladizo del nuevo carril para peatones se quiere asentar en una nueva escollera de grandes bloques de piedra que, en principio, no convencen a la Confederación del Duero, mucho más proclive a que se asiente sobre la tierra. Sin embargo, este planteamiento no le gusta al Ayuntamiento que teme que las riadas puedan dañarlo y arrancar el carril.
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