Las últimas campañas han sumado más de 17.800 euros y 3.600 kilos de comida para seguir con el apoyo a los más necesitados. Desde la llegada de la pandemia se modificó la forma de donar en los supermercados, haciéndose desde entonces con ayudas económicas y no con alimentos como hasta entonces.
Los palés están casi vacíos. Quedan poco más de cuarenta litros de aceite en las instalaciones del Banco de Alimentos, donde la pasta o las legumbres están prácticamente agotadas. La gran recogida de noviembre, la más fuerte del año, recaudó 24.800 euros entre las donaciones económicas en los supermercados de Palencia junto con los 12.256 kilos de comida recogida en empresas y colegios. Gracias a este cúmulo de generosidad de los palentinos, se ha podido abastecer a las familias más vulnerables de la capital y la provincia durante más de seis meses.
La operación kilo primavera, que duró del 2 al 4 de junio, con los supermercados Mercadona, Carrefour, Gadis, Froiz, Lupa y Dia, logró recaudar 3.811 euros. Aeste importe se unen los 2.854 euros de la campaña de Asucyl (asociación de empresarios de supermercados de Castilla y León) para hacer un total de solidaridad que asciende a 6.665 euros.
Desde la llegada de la pandemia se modificó la forma de donar en los supermercados, haciéndose desde entonces con ayudas económicas y no con alimentos como hasta entonces. A los Bancos de Alimentos les resulta más cómodo para su organización y para comprar lo que realmente se demanda. El dinero recaudado permanece en los supermercados y las asociaciones van haciendo uso del mismo y comprando los productos que van necesitando.
Además, otra campaña, mayo solidario de Gadis, consiguió 3.600 kilos de comida no perecedera, desde aceite hasta leche, legumbres, pasta, galletas o tomate frito.
Y a todo esto hay que añadir el apoyo económico que siempre brinda la Fundación La Caixa. A través de ‘Ningún hogar sin alimentos’ ha ingresado a la entidad palentina 11.287 euros. «Es increíble la generosidad de los vecinos», señala la secretaria del Banco de Alimentos, Rosa Ortega. «Yo me sigo admirando de la solidaridad de Palencia. Ahora que está todo tan caro y difícil, la gente sigue ayudando. Estamos realmente agradecidos y subsistimos año tras año por el apoyo de los palentinos y de las empresas privadas», reconocía.
Y es que los gastos del Banco de Alimentos no se limitan a comprar comida para los usuarios que están en peor situación. También tiene que pagar facturas, como el alquiler de la nave, la gasolina para la furgoneta con la que se recogen y reparten los pedidos o la luz, entre otras cosas.
Con todo lo aportado en estas últimas campañas por las empresas privadas y por la población anónima, desde la entidad van a poder volver a llenar las estanterías de productos para repartir. «Estábamos en mínimos, ya no teníamos de nada, pero ahora ya podemos comprar y dar absolutamente de todo. Desde ahora y hasta septiembre completo… En octubre ya veremos cómo estamos», señaló.
Normalmente se entrega a las asociaciones, que son las encargadas de repartir los lotes entre los usuarios, una vez al mes. Este julio se darán dos pedidos, el de este mes y el del próximo, ya que los Bancos de Alimentos cierran en agosto.
Los usuarios llegan a través de los asistentes sociales de los centros de acción social (Ceas), ya que todas las personas que reciben esta ayuda alimentaria son evaluadas previamente por trabajadores sociales para llegar conocer con datos su nivel de necesidad.
Esta primera quincena se reparten los alimentos de este mes y la segunda, los del próximo. «Vienen las asociaciones y lo retiran, y ya lo reparten cuando a ellos les convenga», explica Rosa Ortega. Aunque bajen la persiana metálica por vacaciones, «si hay alguna emergencia, se viene y se da. Nadie se ha quedado tirado, ni se va a quedar», asevera.
El número de usuarios con necesidad no ha descendido, aunque ahora el Banco de Alimentos tenga unos mil menos que antes. Con los recursos que tenía la organización sin ánimo de lucro no podía atender a todas las familias necesitadas de Palencia, por lo que parte se han derivado a otras entidades benéficas para seguir manteniendo el apoyo.
La ayuda hasta hace pocos meses llegaba a 3.457 personas, cifra que creció con la llegada de la covid y que, desde ese momento, se ha mantenido estable. Y es que desde el estallido de la pandemia la demanda se incrementó un 60%.
Y actualmente el Banco de Alimentos abastece a 2.414 usuarios. Los que faltan de la cifra anterior, alrededor del millar, cuentan con el apoyo de otras organizaciones. Se divide el trabajo para poder seguir llegando a todas las personas que lo necesitan.
El perfil de los usuarios que acuden al Banco de Alimentos ha variado. Ahora las familias no son de tres o cuatro miembros, sino que pueden llegar a nueve o diez personas. «No les puedes dar un kilo por mes, tenemos que darles comida en condiciones de pasta, legumbres o tomate», argumentó la secretaria del Banco de Alimentos, sobre los pedidos que hace para cada familia mensualmente.
Lo que también ha cambiado, más allá de las familias que necesitan ayuda alimentaria para llegar a fin de mes, son las personas que acuden a pedir apoyo. Hasta antes de la pandemia eran familias pequeñas de unos 60 años, sin trabajo. Actualmente son familias jóvenes, de 30 a 40 años, y con hijos pequeños. Pueden tener un empleo, pero este está mal remunerado o los gastos son tan excesivos que es imposible llegar a todo. También los hay con trabajos a media jornada, donde es imposible llegar a fin de mes.
Así, de los 2.414 usuarios que tiene actualmente el Banco de Alimentos, 492 son menores. Bebés, de 0 a 2 años, la entidad atiende y ayuda a 61, mientras que de 3 a 17 años, la cifra asciende hasta 431. Esto quiere decir que el 20,3% de las personas que necesitan ayuda del Banco de Alimentos son menores. «Los niños son lo más importante», sentenció Rosa Ortega, quien siempre intenta completar los pedidos con algún alimento o dulce para los más pequeños.
Un palé de aceite cuesta ahora más de 3.000 euros
Todo lo recaudado en las distintas campañas es un importe muy elevado para que el Banco de Alimentos pueda subsistir varios meses, pero todos los productos se han incrementado mucho. «Yo voy ahora a por un palé de aceite y son 3.000 o 4.000 euros. Y un palé son 750 litros, que no son más y te llega para lo que te llega, para meter a dos litros por familia y ya te has quedado sin aceite otra vez. Es que está todo muy caro», reconoció Rosa Ortega, secretaria del Banco de Alimentos de Palencia. La asociación comenzará ahora a gastar en cada supermercado lo que se ha conseguido, ya que aunque todo sume más de 6.665 euros, la compra tiene que hacerse acorde a lo que se ha recaudado en cada establecimiento.
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