Dos jinetes del Apocalipsis han irrumpido en la vida de los españoles, la pandemia y la guerra ante los que los ciudadanos españoles, ni de ningún país –sobre todo occidentales y desarrollados- estaban preparados, porque confiaban en que sus sistemas sanitarios y en los mecanismos de seguridad y diplomáticos establecidos después de las trágicas consecuencias de la II Guerra Mundial en Europa, convencidos de que les protegerían antes esas manifestaciones del horror. Las generaciones españolas y europeas que habían vivido un periodo de paz de casi ochenta años se ven sacudidas por una guerra de carácter imperialista impensable hace una decena de años.
Las consecuencias de la pandemia en España son bien conocidas en coste de vidas y en efectos económicos. Las que se deriven de la invasión por parte de Rusia del territorio ucraniano están por determinar, pero no son nada halagüeñas porque sus repercusiones no han hecho nada más que comenzar en forma de una escalada de los precios de la energía, la previsible subida de la inflación, el deterioro del comercio y la explosión de una crisis humanitaria de refugiados en Europa, que van a requerir de una respuesta común y unitaria de todos los partidos políticos españoles, que se muestren en sintonía con las decisiones de socios y aliados contra la violación flagrante del derecho internacional cometida por Vadimir Putin.
Las primeras reacciones de todos ellos han sido unánimes en la reprobación de la agresión de Rusia sobre Ucrania, acompañadas de un llamamiento general a la recuperación de las vías diplomáticas, aunque están cortadas en este momento y esa circunstancia no variará tras la imposición de las sanciones económicas masivas contra el régimen autocrático ruso. El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, se ha situado en fila tras el presidente del Gobierno en un apoyo sin fisuras con la posición española de hacer frente al ataque ruso a la integridad territorial de Ucrania, del que se derivarán consecuencias gravísimas para el orden internacional. Una censura que también ha sido generalizada e inequívoca desde los partidos que son socios del gobierno y que han matizado muchísimo sus posiciones antibelicistas y antiatlantistas, para mostrar su solidaridad con el pueblo ucraniano, ante la evidencia de que el Kremlin se ha saltado todas las convenciones internacionales.
El Gobierno de coalición debe preparar a los ciudadanos ante los efectos económicos y políticos que se avecinan, a lo que debiera añadirse el compromiso del Ejecutivo y la oposición de sacar este conflicto de la lucha partidista para trabajar conjuntamente en la defensa de la paz, el respeto a la legalidad internacional y la solidaridad, como apuntó Sánchez en su declaración internacional. Para ello se necesita que el contacto del jefe del Ejecutivo con el resto de líderes políticos a través del Congreso, se produzca de forma rápida y tantas veces como sea necesario. El ejemplo de lo ocurrido en la respuesta a la pandemia debe ser una enseñanza para todas las partes para no repetir errores y añadir ruido al dolor. Sánchez ha iniciado ese camino al reclamar que la Unión Europea vuelva a demostrar los principios de unidad, solidaridad e integración que se aplicaron para hacer frente a la pandemia porque serán necesarios para «mitigar» el impacto económico a todos los niveles que tendrá la guerra de Putin.
Razón tienes
No me lo puedo creer. Pensé que era un farol más del sátrapa enano ruso. Pero no ha sido así. Así con dos coj. ha dicho invado Ucrania y se ha quedado tan pancho. ¿Cómo es posible que en el siglo XXI ocurran todavía estas cosas? El hombre es el único animal que tropieza no dos veces sino doscientas veces en la misma piedra. ¿Ya nos hemos olvidado de lo sucedido en el siglo anterior con dos guerras mundiales y sus consecuencias? ¿Cómo es posible que después de todo esto esta escoria rusa, cultivada en el espionaje arcaico de la URSS haya tenido el coraje de desafiar a la OTAN invadiendo Ucrania así por su cara bonita? Y la OTAN sancionándole con «no dejarle ver la TV este fin de semana», o lo que es lo mismo, sancionándole con una serie de medidas que se ríe de ellas: quitando la Champions de Rusia, prohibiéndoles ir a Eurovisión y no se que más medidas de esta índole que me imagino que el pequeño sátrapa se estará desternillando. Vamos a ver, este tío está loco, a este tío le importa un bledo que maten a un millón de rusos en caso de otra guerra mundial, este tío está para encerrarle y no darle de beber vodka durante 50 años, veríais como se le pasaba la fiebre y pensaba dos veces las cosas. Lo que ha hecho es intolerable y hay que darle un buen escarmiento, no se cómo pero uno bueno. Además una de sus ministras se pasa de prepotente diciendo a Noruega y a Suecia que como se unan a la OTAN van a por ellas también. ¡Pero estos que se han creído! Con todo esto, me temo que esta escoria pueda ir aún más lejos y preparar una muy gorda. Yo que pensé que me iba a morir sin conocer una guerra mundial y mira por dónde nos surge otro Hitler versión 2. Es clavado al alemán, lo único que le falta es el bigote, por todo lo demás igual: pequeño, gordo, borracho y egocéntrico.
No me gusta nada esto que está pasando. Parecía que se acababa la pandemia originada por sus amigos los chinos y ahora nos viene algo peor que la pandemia originada por los putins rusos.¡Esto es un sinvivir!