Se trata de jóvenes de entre 13 y 15 años, cuyas familias continúan en su país, y que serán distribuidos en hogares de acogida.
Tras dos meses de conflicto, después de semanas en refugios y carreras para esquivar los bombardeos, alejarse de sus hijos para darles una oportunidad de vivir es concebida como la mejor opción. Esta es la decisión a la que se ven obligados cientos de madres y padres que, en vista de la situación de su país, consideran la huida un mecanismo de supervivencia.
El Palencia Junior College y la Palencia International Residence, junto a la asociación Benéfica Otero Sawabona, se posicionan como una opción para dar cobijo a algunos menores que no pueden permanecer en Ucrania por el riesgo que supone. Como ya hicieron el pasado mes de marzo con la acogida de 46 ucranianos en un viaje por carretera organizado por ellos, trasladarán en esta ocasión a veinticinco jóvenes a la capital palentina. «Cogeremos un avión de bajo coste hasta Varsovia y nos acercaremos en autobús a la frontera para recogerlos», decía ayer Santiago Tejedor, uno de los promotores de este proyecto.
En esta ocasión, cambian el autobús por el avión y los cinco días de trayecto, por un viaje de unas horas. La organización, tras modificar algunos elementos para tratar de que el viaje sea lo más cómodo tanto para ellos como para los refugiados, ha cambiado el medio de transporte principal. «La otra vez fue una verdadera paliza, un viaje muy largo y al final es un trastorno; con esa experiencia como base hemos intentado hacerlo mejor esta vez», añadía. Así, más de una veintena de adolescentes de entre trece y quince años saldrán mañana de Varsovia dirección Palencia. Una situación especialmente delicada ya que, como Tejedor recuerda, «son niños que ahora mismo no tienen familia».
Las circunstancias han hecho que sus progenitores se vean incapaces de mantenerlos a salvo y por ello, el traslado es la mejor opción. «Están deambulando por Ucrania. Los padres están en el frente y las madres se quedan cuidando a los abuelos porque muchos de ellos están en zonas invadidas. Lo hacen con la intención de salvarles la vida». A través de la Embajada, han podido iniciar este nuevo acogimiento familiar de menores ucranianos y se muestran dispuestos a continuar asistiendo después del recibimiento de los primeros refugiados. «Tanto los que se quedaron en Palencia como los que se trasladaron a municipios están bien», asegura. Tal es así, que la mayoría permanecen después de un mes en las casas de acogida iniciales. «Tan solo nos consta un caso de una persona que cambió de domicilio, pero para estar más cerca de las otras familias ucranianas, algo totalmente entendible», explica Santiago Tejedor, de camino ya para Palencia.
La solidaridad que mostraron en ese primer intento las familias palentinas esperan que se repita en esta ocasión. «Las familias acogedoras de la primera vez se ponen en contacto con otras familias para recomendar esa acogida», apunta el organizador. Un empujón que ya se empieza a notar con las primeras llamadas de ofrecimiento, pero que desean que se hagan más continuas en las próximas horas. «Estamos buscando todavía familias de acogida para estos jóvenes porque necesitan un hogar», asegura.
Por el momento, a su llegada se ubicarán en el colegio de los Barnabitas y desde allí, iniciarán el traslado a las casas de acogida. «Haremos una selección entre las familias que tengamos en función de lo que ellas mismas hayan solicitado, pero el primer día queremos ver las necesidades de los niños para indicarles a las familias cualquier punto a tener en cuenta», añade.
Para iniciar los trámites, los organizadores han puesto a disposición de las familias que puedan estar interesadas un formulario para que puedan indicar qué edad y sexo prefieren, cuántos menores podrían acoger y por cuánto tiempo.
Por otro lado, por motivos de logística no pueden trasladar el material humanitario recogido en las últimas semanas como sí hicieron en el viaje anterior, por lo que han decidido «dejar todo el material cedido por las familias palentinas y empresas a las familias de acogida para ayudarles en este proceso». Una combinación de solidaridad que permitirá que una veintena de adolescentes puedan vivir sin miedo durante las próximas semanas, a expensas de que, como los organizadores advierten, «la guerra acabe cuanto antes», explican desde la organización.
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