Como explica el concejal de Barrios y Medio Ambiente, el servicio está ya adjudicado y el ayuntamiento confía en que la empresa adjudicataria, que aplicará nuevos métodos de control, logre disminuir la población de palomas torcaces, y también la de estorninos, en la capital. La empresa de limpieza urbana utilizar halcones, carabinas y otros medios alternativos para tratar de ahuyentar a las aves.
La paloma torcaz se ha mudado. En los últimos años esta especie ha cambiado de hábitat y ha dejado campos, bosques y cultivos para adueñarse de las ciudades, alcanzando una población urbanita tan grande que está causando muchos problemas de higiene y salud pública en ciudades como Palencia.
Aceras, bancos, parques infantiles, fuentes, y todo el mobiliario urbano amanece cada día lleno de excrementos de estas aves, que poco a poco, han ido colonizando la ciudad. «Hasta ahora habíamos aplicado métodos de control con la paloma común, pero la torcaz es más grande y más difícil de controlar porque no se agrupa en bandos y no acude a los cebos», explica el concejal de Medio Ambiente, Juan Antonio Marcos, que reconoce que hay un problema de superpoblación, no solo en Palencia, también en muchas otras ciudades españolas, entre otras cosas porque aquí encuentran calor, agua y comida y carecen de depredadores.
El caso es que, ante el escenario de excrementos que dejan estas aves en la ciudad y las dificultades para mantener calles y mobiliario limpios, el Ayuntamiento se ha puesto manos a la obra en busca de soluciones y ha incluido en el nuevo pliego de control de plagas (donde habitualmente figuran insectos y ratas) un lote destinado al control de aves.
Como explica el concejal de Barrios y Medio Ambiente, el servicio está ya adjudicado y el ayuntamiento confía en que la empresa adjudicataria, que aplicará nuevos métodos de control, logre disminuir la población de palomas torcaces, y también la de estorninos, en la capital. «No se trata de acabar con las palomas y los estorninos, sino de controlar la superpoblación y solucionar un problema de higiene y salud pública», aclara el concejal ya que además de la suciedad que provocan en la ciudad su presencia puede llegar a alterar la biodiversidad y desplazar a otras especies o transmitirles enfermedades.
Y aunque aún no se han concretado los métodos que se usarán en Palencia, desde el Ayuntamiento señalan que previsiblemente se utilizarán métodos que ya funcionan en otras ciudades, como Salamanca, y que no buscan otra cosa que «ahuyentar y espantar» a estas aves para que vuelvan a su hábitat, que tradicionalmente ha estado fuera de los núcleos urbanos. «Estas palomas antes no vivían en las ciudades, eran más esquivas, pero ahora se ha producido un cambio en sus costumbres y se han adueñado de las ciudades», insiste Marcos. El objetivo, como explica el concejal, es «hacerles incómoda la vida en la ciudad» y lograr que se vayan al campo. Para ello se utilizarán distintos métodos disuasorios, como halcones y carabinas de aire comprimido para asustarlas además de localizar los lugares que más frecuentan para encontrar sus nidos y retirarlos durante la época de puesta. «Desde el Ayuntamiento esperamos que se controle la superpoblación con los métodos que empezará a aplicar la empresa adjudicataria del servicio en breve», resume el concejal.
Invasión
Mientras tanto, en Urbaser, la empresa que se encarga del aseo urbano, no dan abasto. «Limpiamos un día los excrementos de bancos, aceras y parques infantiles y al día siguiente vuelven a estar sucios», reconoce el gerente de Urbaser, Julio Gancedo. Asegura que el mayor problema que se encuentra el servicio de limpieza a la hora de tener a raya el aseo de la ciudad, no es la suciedad que dejan los vecinos, sino los excrementos de paloma, y especialmente de paloma torcaz porque «hay una verdadera invasión y es la que más ensucia». Algo que se nota especialmente en los bancos que están debajo de los árboles o en las aceras de cualquier edificio cuyo alero les haya servido de nido.
Por eso Urbaser tiene que hacer «un trabajo extra» que se añade al habitual de mantener limpios parques y jardines. A ello destinan una cuadrilla de ocho barrenderos que van con máquinas de aspiración y dos capataces para áreas verdes, además de un hidrolimpiador, con un depósito de 400 litros de agua, que rota todos los días por todos los parques y jardines, en torno a 70 distribuidos por toda la ciudad, para borrar de excrementos bancos, columpios, juegos infantiles, así como los aparatos de los parques de mayores y suelos. «Pero es un trabajo que no tiene fin», señala Gancedo, mientras subraya que este servicio no estaba incluido en el contrato con el ayuntamiento y se ha tenido que incluir debido a la suciedad que deja la superpoblación de estas aves.
En años anteriores, desde el Ayuntamiento, también en colaboración con Urbaser, se han impulsado otras medidas para intentar controlar la población de palomas. Se han venido desarrollando campañas de capturas, para lo que era necesario acostumbrar a las aves a que visitasen en horas concretas un mismo punto de la ciudad. Para ello, los operarios de servicio de limpieza cebaban diariamente a las palomas para crearles el hábito de visitar esos lugares. Una vez conseguida la constumbre, se las atrapaba con un escopeta disparadora de redes.
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