El PSOE pierde siete escaños en un hemiciclo en el que entra Soria ¡Ya!, primera fuerza política en esa provincia, y Ciudadanos logra solo el acta de Francisco Igea
Las urnas de Castilla y León respondieron anoche a los interrogantes de una campaña electoral vertiginosa en su recta final con un escrutinio que ganan Alfonso Fernández Mañueco y el PP, pero los 31 escaños que logran están tan lejos de la mayoría absoluta que acariciaba cuando decidió el 20 de diciembre adelantar las elecciones, y que la euforia de la victoria se trasladó ahora a la sede de quien tendrá la llave del Gobierno en Castilla y
León que es Vox. La mayoría en las Cortes de Castilla y León son 41 procuradores y el PP solo suma 31 necesita los 13 de Vox. para llegar a los 44 escaños.
El partido de Santiago Abascal pasa de un procurador a 13. Es un ascenso meteórico. Y que se convierte en un cheque al portador. Esa demostración de fuerza electoral les permite apretar a los populares cuanto deseen. Anoche dieron pistas. Apuntaron que no pretenden quedarse en la oposición para controlar desde allí a un gobierno en minoría de Alfonso Fernández Mañueco. Abascal, con el escrutinio aún sin finalizar, avisó a Fernández Mañueco de que Vox aspira a entrar en el gobierno de la Junta. «¡Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo!», anunció el líder ultraconservador junto a su candidato. «Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno en Castilla y León, con nuestro programa encima de la mesa», advirtió Abascal, que avanzó que incorporará a esa negociación con el PP las reivindicaciones de «la España de provincias» que en la Cortes autonómicas representan Soria ¡Ya!, UPL y Por Ávila.
«Hemos ganado las elecciones y el Partido Popular va a gobernar una vez más esta tierra», afirmó Alfonso Fernández Mañueco, desde el hotel de Salamanca en el que se reunieron los populares para seguir el escrutinio. El dirigente autonómico expresó su voluntad de dialogar con todas las fuerzas políticas representadas en las Cortes para llegar a acuerdos. A la vez, la dirección nacional del Partido Popular publicaba en redes sociales que los castellanos y leoneses habían otorgado al PP un resultado como para que gobernase «con las manos libres». Algo que choca frontalmente con la aritmética de un hemiciclo fragmentado y multicolor con 31 escaños para el PP, 28 para el PSOE, 13 para Vox, 3 para UPL, 3 para Soria ¡Ya!,1 para Unidas Podemos, 1 para Ciudadanos y 1 para Por Ávila.
Pero el PP vuelve a ser la fuerza más votada en Castilla y León por una ventaja de unos 16.500 votos respecto del PSOE en unas elecciones en las que subió la abstención, aunque no de forma estruendosa. Los electores que se quedaron en casa pasan del 34,2% de 2019 al 36,56% el 13-F. El escrutinio pinta de azul las provincias de Salamanca, Ávila, Segovia y Zamora y de rojo, Valladolid, Burgos, Palencia y León. Y ninguna de las dos fuerza mayoritarias gana en Soria, donde el partido mayoritario es Soria ¡Ya!, que suma más votos que populares y socialistas juntos en la única provincia que se le resiste a Vox. No es la única llamada de atención sobre el aumento de descontento territorial, porque UPL pasa de 1 a 3 escaños en León, resultado que no lograba desde 1999, cuando las Cortes estaban en el castillo de Fuensaldaña.
«Empieza un nuevo futuro para esta tierra», subrayó Alfonso Fernández Mañueco. «España entera nos estaba mirando y hemos estado a la altura de las circunstancias», remarcó el popular, que señaló a los asistentes que le vitoreaban en su ciudad que estaba «muy satisfecho con el resultado».
El socialista Luis Tudanca felicitó a Alfonso Fernández Mañueco y reconoció que las «expectativas» de cambio que él promovía como candidato del PSOE no se han cumplido. «Otro vendrá que hará el cambio», dejó caer el socialista en una primera valoración del escrutinio en la que hubo momentos en los que le costó no emocionarse. Tudanca sonó a despedida. A que no volverá a postularse para encabezar la candidatura del PSOE a la Junta. El socialista ha sido cartel en 2015, 2019 y ahora, y aunque ganó en la anterior cita, no gobernó.
«El riesgo de esas elecciones era este, después de que Ciudadanos cerrara la puerta al cambio hace dos años, que el señor Mañueco, con este anticipo electoral, se la abriera a Vox. ¿Merecía la pena?», preguntó el socialista a Alfonso Fernández Mañueco. Luis Tudanca puso el acento sobre el peligro que para las políticas de igualdad y educativas supone ir de la mano del partido de Abascal.
Francisco Igea, que será el único procurador de Cs, que en 2019 logró 12 y fue bisagra de gobernabilidad en Castilla y León, se puso a disposición del partido. El exvicepresidente deberá compatibilizar desde el grupo mixto su labor de parlamentario con su trabajo en el hospital de Palencia. Igea volvió a plantear ese posible acuerdo de unidad, a lo Merkel, que expuso en el último debate electoral, para evitar las exigencias de «la ultraderecha». El procurador electo de Ciudadanos se ofreció a «hacer lo imposible porque haya grandes acuerdos entre los dos grandes partidos».
Queda por escrutar el voto emigrante el miércoles, pero no es previsible el vuelco. Y a partir de ahí, la negociación entre los que suman en Castilla y León, que son el Partido Popular y Vox. Y analizar la gestión de daños que asociarse a los de Abascal puede ocasionar a los de Pablo Casado en Andalucía, primero, y en unas generales, después.
Susana Escribano, El Norte de Castilla.
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