Los pueblos se duplican en julio y agosto con la llegada de 101.165 veraneantes

El Norte de Castilla

11 de agosto de 2023

Los ayuntamientos refuerzan la recogida de basuras y el suministro de agua para dar servicio a la creciente población. «Notamos un aumento de turistas extranjeros a los que Aguilar les resulta muy atractivo», señala la alcaldesa de San Cebrian y añade «La masa poblacional hace que aumentemos los servicios».

Aunque no lo crean, hay muchos que no visualizan el verano tumbados en la hamaca, el mojito en la mano izquierda y la toalla para quitarse un poco el salitre en la derecha. Prefieren el paseo de buena mañana evocando tiempos pretéritos en el pueblo, la partida de dominó por la tarde y la merienda en la bodega con los amigos de la juventud. Miles de veraneantes descartan darse unos chapuzones en el mar y se decantan durante los meses de julio y agosto –un año más– por disfrutar de unos días libres en el pueblo. Y Palencia no es una excepción, pues son 101.165 los forasteros que reciben las localidades palentinas en el periodo estival, según estima el Gobierno en la Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales, un informe que –anualmente– compara las cifras oficiales del padrón con la estimación que hacen los ayuntamientos sobre el pico máximo de personas que reciben sus municipios por estas fechas. Según esa encuesta, la población estacional alcanza las 180.977 personas en Palencia (excluyendo la capital), cuando el padrón recoge 79.812 en los 190 municipios del ámbito rural.

Una de las localidades que duplica su población en verano es Aguilar. Allí pasan de sus 6.661 vecinos empadronados a un pico de 14.071. «Es la localidad que aglutina la mayor parte de los servicios de la zona norte y siempre ha sido referencia en cuanto a la atracción del turismo. En Aguilar se duplica la población, es una cifra muy importante que nos llena de orgullo pero, a la vez, nos genera una serie de exigencias muy importantes respecto a la prestación de servicios básicos como el agua o la recogida de basuras, servicios cuya necesidad a veces es difícil poder tener controlada. Me gustaría que esto pasase no solo en verano, sino que fuese más habitual», señala María José Ortega, que indica cómo desde el Ayuntamiento se intenta «de alguna manera» romper con esa estacionalidad marcada «con ciertas dinámicas y políticas de gestión».

«Estamos muy orgullosos de ver todas las calles de Aguilar y del norte de la provincia llenas de turistas, es un lujo poder disfrutar de esta afluencia», agrega María José Ortega, que incide en cómo Aguilar ha notado «de unos años para acá cómo, algo que fue muy negativo en cuanto a la transmisión de información, aquel bloqueo de la autovía en el puerto de Pozazal que bloqueó a muchos turistas extranjeros que venían al sur de España, les dio la oportunidad de conocer la amabilidad y la forma de acoger».

«Hemos notado que en los últimos años hay un turista extranjero al que le resultamos muy atractivo porque ha visto que hay un turismo cultural, de patrimonio diferente. Al margen de que la Montaña Palentina ha sido siempre un referente de esa población que tuvo que emigrar y que vuelve o tiene su segunda vivienda en Aguilar y pueblos de la zona, que sigue siendo mayoritaria. Las Edades del Hombre fueron también una siembra de interés por parte de zonas turísticas del sur que no habíamos explotado», señala.

En San Cebrián de Mudá pasan de sus 154 vecinos empadronados a un pico de 442. Perapertú es una de las cuatro pedanías que forman parte de San Cebrián de Mudá y su alcaldesa, Amparo González, muestra su satisfacción por «tener gente arraigada a su pueblo». «El cariño que tienen por sus orígenes, el cuidado de sus viviendas también embellece nuestros pueblos», añade.

Amparo González señala que los servicios esenciales (médico, enfermera…) «no cambian en esta época estival y, cómo sube la población, «no son suficientes, hay pocos profesionales». No obstante, destaca un nuevo servicio añadido. «Este año contamos con fibra en cuatro de los cinco pueblos del municipio, esperamos conectar pronto Vergaño. La fibra ayuda a conseguir gente que teletrabaje en su pueblo, siendo no solo vecinos de temporada», subraya. «Como municipio pedimos siempre más apoyos institucionales, la masa poblacional hace que aumentemos los servicios», añade.

Marina Estalayo Estalayo, de 62 años, nació en Perapertú, donde aún vive su madre de 90 años. «Yo no pasé mucho tiempo en el pueblo», recuerda, «porque desde pequeña estudié en colegios de fuera, pero las vacaciones las pasaba con mis padres». «Mi padre falleció hace 25 años y mi madre vive sola desde entonces en el pueblo, por eso paso aquí mis vacaciones de Semana Santa, verano y algunos días en Navidad», detalla Marina, cuya residencia está en Bilbao, «adonde me mudé hace 42 años y sigo viviendo con mi marido». Tiene una hija que vive en Barakaldo y una nieta de 6 años. «También le gusta el pueblo y viene con nosotros unos días», comenta.

Tiene una hermana cuatro años más pequeña que vive en Valladolid. «Entre mi hermana y yo cuidamos a mi madre, nos turnamos los fines de semana para visitarla, aunque entre semana tiene a una chica que viene a estar con ella para hacerle compañía», comenta. En el pueblo ya solo quedan dos mujeres que han pasado toda su vida en Perapertú, la otra tiene 96 años. «Ahora hay otras casas que están ocupadas de forma continua por más parejas y se han vendido otras dos a otras familias jóvenes que vienen el fin de semana», añade.

«Lo que más disfruto es de la tranquilidad del pueblo, los paseos y la familia que está aquí y la que viene en verano, porque el resto del año solo hablo con ellos por teléfono», describe. «Como en Perapertú no tenemos bares ni ningún lugar donde juntarnos más que en las casas, todas las generaciones hemos aprendido a apreciar prados, ríos, montañas… Lo bueno del pueblo es que apenas hay ruido y aprovechamos esa tranquilidad para disfrutar. Antes de cenar, solemos sentarnos tranquilamente a tomarnos una cervecita en el huerto, con un picoteo. Todo muy relajado», agrega.

Suelen aprovechar las mañanas para salir a Aguilar o Cervera. Allí hacen unas compras y luego de vuelta al pueblo para hacer la comida y poder echar la siesta. Por las tardes, toca paseo hasta Valle o San Cebrián», concluye.

 

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