Calzada de los Molinos acoge unas jornadas formativas sobre el uso de drones aplicados al sector agroforestal. Los drones ofrecen la oportunidad de conocer el estado de los cultivos y trabajar en ellos.
La tecnología y la agricultura, la innovación y la tradición, el progreso y la practicidad. En estos términos convergen dos sectores tan distintos, pero tan cercanos entre sí, que trabajan para acompañar las necesidades de los trabajadores del campo. A sabiendas de esta simbiosis, Paraje Innovación y Consultoría, con la colaboración de Itagra Formación, ha desarrollado unas jornadas formativas sobre el uso de drones aplicados al sector agroforestal, con el fin de impulsar su uso como herramienta de gestión de los cultivos. «El campo tiene un nivel de innovación muy alto, de hecho, es uno de los sectores que más invierte en I+D, incluso más que el sector de las telecomunicaciones», afirma José Manuel Miguel, uno de los responsables de estas formaciones.
El tratamiento del campo está en constante evolución y requiere de un componente de investigación y desarrollo importante. Así, tal y como explica José Manuel Miguel, «el objetivo es dar a conocer esta tecnología aplicada al ámbito agro-forestal». Una necesidad que se hizo realidad el pasado jueves en las prácticas de vuelo sobre cultivos en Calzada de los Molinos, y que ha reunido a cerca de cincuenta profesionales del sector agrario interesados de esta herramienta. Con ello, José Manuel Miguel, pretende explicar que «la mecanización del campo no son solo los tractores, hay mucha tecnología que va vinculada a la maquinaria y al espacio».
Los drones son un ejemplo de esa monitorización tan necesaria y que se han convertido en un sistema de vigilancia de cultivos recurrente en estos tiempos. «Al igual que se vigilan las líneas de alta tensión o los molinos, ahora vemos esta herramienta también para el control del campo», asegura.
La georreferenciación, la geolocalización o la recogida de datos vinculados a los cultivos aportan comodidad al trabajador para monitorizar en todo momento la evolución de la tierra a lo largo del tiempo y descubrir así, cualquier tipo de anomalía.
Además de esta utilidad, este sistema también permite la aplicación de productos de forma autónoma. «Con equipos tecnológicamente más avanzados los drones pueden trabajar de forma autónoma, como lo pueden hacer los tractores hoy en día», añade José Manuel Miguel. Esa aplicación de productos líquidos y sólidos de biofertilizantes sobre zonas de cultivos era uno de los momentos más esperados de las jornadas formativas. Móviles en mano, todos los asistentes esperaban que el dron alzara el vuelo y observaban esos ejercicios de planificación previamente explicados para entender todo el procedimiento.
Normativa de seguridad
Para comprender la jornada práctica, los asistentes pudieron acudir anteriormente a una formación presencial en Carrión de los Condes. En esta sesión, se abordaron diferentes claves relacionadas con el uso del vehículo. Algunas de las cuestiones que se plantearon fueron las normas de seguridad fundamentales en un vuelo no tripulado, las aplicaciones agroforestales que ofrecen su uso, los tipos de cámaras y los softwares de procesado disponible.
El aprendizaje exhaustivo para comprender el proceso y las posibilidades de esta técnica es esencial. La automatización del trabajo en el campo requiere de la voluntad del agricultor por aprender sobre las herramientas digitales. «El trabajador va a tener que saber mucho de informática porque con un ordenador tendrá que programar el vuelo y el dron ya lo hace solo», explica. No obstante, reconoce que para ello es necesario que las sesiones formativas sean accesibles y reiteradas. «Cada vez son más las profesiones que requieren una mayor especialización de las tecnologías, y la agricultura no es una excepción», indica José Manuel Miguel.
Lejos de ser una excepción, es una tendencia que se lleva observando desde hace años. «La agricultura tiende claramente a la automatización de los trabajos en el campo, y los drones ofrecen la posibilidad de conocer la situación de los cultivos y trabajar en él», apunta. Tal es así, que el responsable de la formación se arriesga a adelantar que «el día de mañana, probablemente, será raro el agricultor que no tenga un dron como herramienta multifuncional».
Aunque todavía, como afirma José Manuel Miguel, «muchos condicionantes legales y aeronáuticos, se tendrán que ir adaptando para dar paso a esta realidad».
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