Desde hace cuatros años Isabel Monge gestiona junto a su pareja la cafetería Gran Sol, a la que hace algo más de un mes ha sumado otro negocio, Happy.
Palentina con raíces cerrateñas, más en concreto en Cevico Navero -de donde es su padre-, Isabel Monge del Dujo es una joven emprendedora de 28 años que, junto a su pareja, ha visto en la hostelería y en una ciudad como Palencia el tándem al que anclar un proyecto de vida.
«Valoro el tiempo y aquí puedo hacer muchas cosas a la vez. Me siento dueña de mi tiempo. Pensando de esa forma decidimos buscar distintos negocios», explica esta graduada en Comercio que se especializó en Desarrollo económico regional, local y del territorio y que hace cuatro años vio la cafetería Gran Sol «como una oportunidad y con posibilidades». «Nuestra forma de trabajar es ver dónde existe una necesidad y buscar el techo», señala, para añadir a renglón seguido que «lo dan los números, la experiencia, además de que siempre hay una parte de intuición. Son inversiones que te pueden salir bien o no. Todo tiene un riesgo y nuestro trabajo es minimizarlo, y eso se consigue con la información y el conocimiento».
A Gran Sol se ha sumado hace algo más de un mes Happy. «Fue una decisión estratégica, alcanzando perfiles de nichos de mercado diferentes en cuanto a edades en uno y otro local. La forma y el volumen de compra son los mismos (café, repostería…); cambia la manera de vender, que es diferente, al igual que el público al que nos dirigimos y cómo lo enfocamos», comenta. «De esta manera, comprando y haciendo lo que sabíamos hacer, puedes aumentar la rentabilidad, pero dentro de Palencia, que no es Madrid», subraya.
Joven y emprendedora, preguntada si se siente rara avis, asevera que «no es fácil» decidirse, si bien «veo que la gente todo el día está quejándose de su trabajo». «Dentro de que no tengo tiempo, soy dueña de mi tiempo, y es lo que más valoro, me lo puedo gestionar, y eso era la clave». En este sentido, incide en que también puede ir a Valladolid, donde da clases en la UVa como profesora asociada. «En Madrid sería inviable llevar la vida que llevo. Palencia tiene esas oportunidades que en las grandes ciudades no existen por el tipo de desplazamiento o el coste -alquilar un local-. Aquí, aunque las inversiones vayan todo lo mal que puedan ir, podría remontar. Se trata de minimizar el riesgo. No podría meterme en inversiones en Madrid por mucho que sepa de hostelería, porque es otro mercado… En Palencia son inversiones más o menos manejables», asevera.
Afirma que siempre anima a hacer cosas en esta tierra y a aprovechar las oportunidades que tiene. «Si comparamos Palencia con grandes capitales, siempre va a salir perdiendo pero hay que buscar ese techo, posicionarse y explotar el potencial de una ciudad como esta». «Mi pareja -recuerda- tenía experiencia en hostelería y yo de los fines de semana cuando estudiaba la carrera. Vimos la cafetería Gran Sol como una oportunidad y ahora Happy». «Se pueden hacer muchas cosas y una vez que apuestas dependes de ti mismo y de la confianza en que puedes sacarlo adelante y crear», incide.
En estos establecimientos trabajan unas 18 personas. «Si somos capaces de hacer esto es porque tenemos un equipo de trabajo detrás fijo, potente, de confianza y obviamente bien pagado. Es en lo que se basa poder gestionar distintas cosas», concluye.
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