«Esta Semana Santa se diferencia de otras en que se celebra para vivirla, no solo para enseñarla». Heliodoro Gallego, histórico exalcalde socialista, abre oficialmente un ciclo de dieciséis procesiones, donde incide en su interés turístico internacional. «Tiene un extraordinario arraigo, con miles de cofrades. Es también familia, felicidad y disfrute» «Nuestra ciudad es acogedora, cordial, apacible y universal, y no duda en cuidar a los visitantes»
Confiesa que inicialmente le invadió el temor de que, «a pesar de ser un enamorado de nuestra Semana Santa, de conocerla por dentro y por fuera y de haber tenido que intervenir a lo largo de mi vida en diversos foros nacionales e internacionales como alcalde de Palencia y presidente de la FEMP, no pudiera estar a la altura de un evento tan entrañable y especial teniendo en cuenta los grandes pregoneros que me han precedido». Pero vaya sí lo estuvo Heliodoro Gallego, histórico exalcalde socialista de Palencia, que dijo esperar contar también para tal tarea de pregonero en ese «majestuoso» marco de la Catedral, escogido con motivo de su VII Centenario, «con el incondicional apoyo de la Virgen de la Calle, a la que durante 16 años hice la ofrenda de la ciudad con ocasión de su festividad y nunca me ha fallado».
«Me gustaría que este acto fuese una exaltación de nuestra Semana Santa, que se diferencia de otras en que se celebra para vivirla, no solo para enseñarla, y para asombrar con su arte. Tiene un fuerte sentido religioso, pero también excelencia, cultura y tradición», afirmó Heliodoro Gallego.
«La Semana Santa palentina queda documentada desde principios del siglo XVI hasta nuestros días y, como reconocen quienes los que más y mejor saben, tiene una rica y variada actividad en la que se entremezclan los periodos gloriosos de esplendor con otros más difíciles. En la actualidad estamos viviendo en un momento de intensa vitalidad por las cofradías, en una ‘Edad Dorada’ semejante al esplendor vivido a lo largo del siglo XVII, un tiempo propicio para dejarnos impregnar del arte que nos ofrecen la ciudad y los pueblos de Palencia. Solo nos falta hacer realidad otro sueño, construir el Museo de la Semana Santa», enfatizó el exregidor de Palencia, para quien esta Semana Santa de 2022 es «especial». «Tras dos años de espera, hay muchas ganas de vivirla de nuevo cumpliendo con la normativa que señalen las autoridades sanitarias, en esta época de llegada de la primavera, cuando la naturaleza se viste con sus mejores galas, encubriendo la magra y seca desnudez del invierno con brillantes y copiosos adornos», agregó.
«La Semana Santa tiene un extraordinario arraigo en la ciudad de Palencia, con miles de cofrades desfilando. Es también familia, felicidad y disfrute. Estos miles de cofrades, que son el alma de las cofradías, se echarán a las calles movidos por la fe, por la tradición o arraigo familiar, compartiendo un hondo sentimiento que les sale del corazón. Muchos de ellos son cofrades desde poco después de nacer, y aquellos que se han tenido que marchar, no pierden la ocasión de volver a Palencia a la cita de su Semana Santa», prosiguió.
«Nuestra ciudad es acogedora, cordial, apacible y universal, y no duda en atender y cuidar a los numerosos visitantes de muy diferentes hablas y lugares que desean compartir con nosotros esta celebración, a quienes también les ofrece una buena gastronomía y, sin caer en la gula, sacian su apetito con los excelentes productos gastronómicos que se les ofrece», resaltó.
«Las cofradías saben que son protagonistas, pero los cofrades de muy diversa edad, condición, oficio y sexo, cubren sus rostros para que ese protagonismo sea de conjunto y nunca personal. Es así como la unión de sus colores verdes, morados, blancos, negros, rojos, azules y marrones se configura en una Semana Santa que nace con alegría en la procesión del Domingo de Ramos y termina con mucho gozo, con la procesión del Rompimiento del Velo en el Domingo de Resurrección. Nuestra Semana Santa no tendrá ni un solo día de descanso para que los miles de palentinos y visitantes compartan experiencias singulares, sin olvidar que siempre se debe sacar tiempo para recorrer paisajes tan distintos y variados de nuestra provincia como la Vega, los Valles, la Tierra de Campos, el Cerrato y la Montaña Palentina, donde también lucen sus mejores galas los cofrades, ya sea con túnicas, capas españolas o del pueblo llano, que renuevan cada año una motivación religiosa con mucho arraigo social, aseveró Heliodoro Gallego, que destacó dentro de los desfiles procesionales el del Domingo de Ramos, «en el que La borriquilla parece hacer reverencia en la puerta de la Iglesia de la Compañía». Con detalle de los diferentes recorridos procesionales y ensalzando las tallas que desfilan y los lugares emblemáticos por los que pasan, Gallego manifestó una «alegría inmensa poder ir recuperando con cuidado la celebración normal de la Semana Santa y de la vida», dijo haciendo una nueva reflexión sobre la pandemia, sus efectos y los logros de la vacuna contra la covid.
Y no se olvidó para concluir de la «necesidad de humanizar un mundo deshumanizado», dijo parafraseando al obispo emérito Nicolás Castellanos; de la importancia de «crear utopías para el progreso de la humanidad». Ahí se acordó del escritor uruguayo Eduardo Galeano, y de la madre Teresa de Calcuta para clamar por la paz. Y contra la pobreza se agarró a una poesía del palentino Marcelino García Velasco con la que concluyó su pregón.
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