Los comerciantes reconocen la mejoría con respecto al año pasado, pero el alto número de casos ha desmontado su previsión inicial.
‘Sin pena ni gloria’. Así consideran los comerciantes palentinos que se han desarrollado las rebajas de invierno. Un periodo de descuentos que tiene previsto concluir estos días -depende de cuándo se iniciaron-, después de casi dos meses de promociones. Un pistoletazo de salida que tuvo lugar el 7 de enero -aunque muchos se adelantaron con promociones- y que se ha visto afectado por el aumento de casos covid, durante y después de las fiestas navideñas. Las cuarentenas y el miedo a los contagios hicieron mella en las ventas. La estabilización de casos en estos últimos días ha hecho que se haya podido recuperar el ritmo al final. Aunque el balance es mucho más positivo que el del año pasado, aún no se han llegado a las cifras de 2019. «Las rebajas nunca son lineales. Hay un remate final que siempre resulta especialmente interesante», explica María José López, presidenta de ‘Palencia Abierta’. Un inicio que suele ser siempre bueno, ya que la gente lleva tiempo esperando poder encontrar el producto de siempre a un precio mucho menor.
El pequeño comercio trata de recuperarse del goteo incesante de cierre de locales. Muchos de ellos corresponden a grandes cadenas textiles, pero esto no evita que también repercuta en ellos. «Todo suma. Esas cadenas hacían un efecto muy bueno porque convocan a la gente. Estando nosotros al lado, eso también nos venía bien», afirma López.
Los comerciantes quieren concienciar de la importancia que tiene apoyar el negocio de proximidad para evitar que Palencia se quede sin vida social, oscura y sin animación.
La variante Ómicron hizo que las previsiones iniciales se desmontaran como un castillo de naipes. La reducción de las relaciones sociales también influye a la hora de comprar. Los comercios coinciden en tildar estas rebajas de bastante «descafeinadas» y mucho peores de lo que podían haber llegado a esperar. Es el caso de la tienda Mandarina. Para el negocio, este ha sido un año muy atípico ya que normalmente en enero realizaban la mayor parte de las ventas, algo que en este 2022 se ha dado la vuelta por completo.
Sin gran ambiente
«De todas formas no ha habido un gran ambiente de rebajas. Ha habido menos gente de la que solía haber por lo que hemos tenido que adelantar algunas promociones», aseguran Maica Castro y Merche Pérez, responsable y dependienta, respectivamente. Una decaída que, en su caso, también creen que se ha visto muy influida por el reciente cierre de Lucio. El restaurante congregaba diariamente a un importante número de clientes por su calle y que hacía, también, que pasaran por su escaparte.
La vuelta de eventos ha animado estas rebajas en algunos comercios como Gabán, donde Iván González ha empezado a notar la demanda de trajes y corbatas. El objetivo es poder volver a recuperar las cifras de 2019 de forma paulatina, expresa. Además, los propios comerciantes miran ya más allá de esta época de descuentos y fijan la vista en la ansiada primavera. «Las marcas están sacando nueva temporada, más colores, telas más finas y nuevas tendencias, yo creo que va a ir muy bien», explica Miguel Ángel Macón, de Malasaña.
Castilla y León ha gastado este año 220 euros de media en rebajas, un 29% más que en 2021, según los datos del Observatorio Cetelem. Un desembolso encabezado por la compra de ropa, calzado y complementos, seguida de la de perfumes y calzado de deporte y libros.
El perfil de los compradores en época de descuentos
Los comerciantes destacan el perfil del comprador de rebajas, que entra exclusivamente en sus tiendas en época de promociones o cuando ven algún tipo de descuento. «La clienta de rebajas no es la de todo el año. Es otro público totalmente diferente. Buscan el chollo», explica Soraya Villameriel, gerente de Mariposas. La joven afirma que hay clientas de rebajas y clientas también de las rebajas finales. Unas compradoras a las que solo ve en los dos periodos de descuento del año: invierno y verano. Una percepción que comparten gran parte de los comerciantes palentinos, que explican que para ellos es mucho más importante mantener una estabilidad de ventas a lo largo de todo el año, más que unas rebajas fuertes.
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