Barreda explica que los peregrinos «han sacado del anonimato a pueblos» y han contribuido a su mantenimiento desde las últimas décadas del siglo XX.
El Camino de Santiago es una ruta cultural que desde los últimos años del sigloXX, especialmente tras el boom de 1993 (que fue Jacobeo), ha atraído a miles de personas a la provincia en su afán por llegar a la tumba del apóstol en la ciudad compostelana. «El resurgir de la ruta comenzó en la década de los ochenta y el crecimiento ha sido brutal.Enla catedral de la capital gallega se pasó de registrar a ocho personas a las 438.000 del 2022», manifiesta el presidente de la entidad jacobea palentina.
La llegada de peregrinos ha cambiado los servicios de las localidades que atraviesa el itinerario. «Hace treinta años no había casi albergues. Ahora es casi imposible encontrarse con un lugar que no tenga, al menos, uno», asegura Barreda. Asimismo, destaca que ha favorecido el establecimiento de otros negocios vinculados a la restauración y la hostelería en zonas rurales de Palencia (el municipio más grande que atraviesa es Carrión, que tiene apenas 2.000 habitantes) y en otros territorios de España, puesto que pasa por muchos pueblos pequeños. «Ha sacado pueblos del anonimato y ha contribuido al mantenimiento de población» añade el presidente de la asociación jacobea, que pone el ejemplo de Calzadilla de la Cueza como localidad con una cifra baja de habitantes que sale reforzada por el paso de los caminantes. «Antes no había nada, ahora hay varios establecimientos y vida en el pueblo», opina.
Por otro lado, también comenta que el Camino ha ayudado también al empleo. «Nosotros, en la atención a los peregrinos y turistas llegamos a tener hasta a dos personas en SanZoilo, pero también repercute en empresas», declara Barreda. Asimismo, hace hincapié en que la llegada de peregrinos ha servido «para recuperar itinerarios que se habían perdido» y detalla que, en la actualidad, aquellos que lo deseen pueden cruzar Palencia sin tener que pisar asfalto, solo por caminos.
En cambio, lamenta que la proliferación de romeros también conlleve algunos problemas. «Ahora hay gente que viene con grandes maletas y que se las llevan empresas de transporte», manifiesta el presidente de la Asociación de Amigos, quien explica que los albergues dependientes dela asociación CaminoFrancés Federación (de la que él es presidente de honor) están empezando a rechazar a estas personas que, bajo su punto de vista, son turistas, no peregrinos. Ninguno de ellos está en Palencia. Según explican en su web «lo hacen para proteger la esencia del Camino, que requiere esfuerzo, templanza y sacrificio».
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