Los usuarios aumentan de 2.100 a 3.335 y además desde la primavera descienden un 40% las ayudas de particulares y empresas
Familias jóvenes, de 35 a 40 años, con niños pequeños en edad escolar. Ese es el perfil actual de los usuarios del Banco de Alimentos de Palencia. Actual, porque no hay que retroceder tanto, solo hasta antes de la irrupción de la pandemia, para encontrar otro tipo de usuario completamente distinto: personas de entre 45 y 55 años que se habían quedado sin trabajo y estaban en situación de desempleo. Las familias de ahora, las que necesitan una pequeña ayuda para tener alimento diario para los suyos en la mesa, pueden tener un empleo, pero poco remunerado o de media jornada, por lo que es imposible afrontar todos los gastos del hogar, cada vez más cuantiosos, y llegar a fin de mes.
«Sí que hay trabajo, pero los sueldos son precarios. Además, luego está la inflación, los precios, todo está disparado», se lamenta Rosa Ortega, secretaria del Banco de Alimentos de Palencia. Los usuarios que acuden a esta entidad a pedir ayuda, tras una valoración de los trabajadores sociales, continúan incrementándose día a día, ya que la necesidad no deja de crecer en los tiempos complicados que toca vivir.
Los datos no dan lugar a equívoco. El Banco de Alimentos atiende a 3.335 usuarios distribuidos de 648 familias de la capital y la provincia. Una cifra impensable hace unos años. Retrocediendo una vez más en el tiempo, volviendo a 2019, los usuarios de la entidad eran 2.100, por lo que el incremento ha sido casi del 60%. Cierto es que durante los meses duros de la pandemia, los dos primeros sobre todo, se llegó a atender a 3.700 personas. Pero Rosa Ortega reconoce que eso fue un caso excepcional y duró poco tiempo. «Fue un poco locura porque esos meses mucha gente necesitaba ayuda y teníamos que arrimar el hombro», rememoraba. Tras ese pico de necesidad que luego se redujo, desde entonces no ha dejado de aumentar.
Y al ritmo que se incrementan las necesidades de los palentinos que están en apuros y que necesitan un empujón para el día a día, caen las donaciones. «Han mermado muchísimo, es normal porque hay muchas necesidades. No es que no quieran dar al Banco de Alimentos, es que somos muchos a pedir, y una familia que gana un sueldo, no es que no quiera, es que no puede», argumenta Rosa Ortega.
Paralelamente, la caída de ayudas de particulares y de empresas, que podían donar dinero y alimentos, respectivamente, se ha reducido cerca de un 40% desde primavera. «Ha influido mucho la guerra de Ucrania porque, por desgracia, hay muchas más necesidades», añade con pesar.
Por este motivo, por el aumento de usuarios, la reducción de donaciones y también el incremento de los precios de los productos al acudir al supermercado, en el Banco de Alimentos de Palencia están «bajo mínimos». Esta situación no afecta exclusivamente a la entidad que tiene su almacén en el Polígono de San Antolín, sino que la sufren todos los Bancos de Alimentos del país, al haber cada vez más necesidades entre la población.
Desde la asociación reconocen que no pueden dar a los usuarios toda la ayuda que les gustaría, traducida en litros o en kilos. «No puedo dar ahora todo lo que debiera de litros de leche o de aceite, para poder seguir dando algo las siguientes veces, porque si no, en tres meses no me quedaría nada», admite Rosa Ortega, quien reconoce que la leche es el producto que más se demanda y que más rápido se termina. Es primordial, es lo que más se gasta. Tengo que dar lo que puedo. La leche se va como la espuma, tenía cuatro palés y ya se ha ido todo», añade haciendo cuentas.
Desde la entidad subrayan que los alimentos que proporcionan mensualmente a las familias «son una ayuda, no es la compra. Pero, cuando alguien lo está pasando mal, si hay que ayudarle tres veces al mes en lugar de una sola, se hace. No se puede quedar la gente sin comer, que por otro lado se tira mucho alimento», apunta.
Ahora que poco a poco llegará el frío, es hora de incluir más legumbres en los pedidos, aunque siempre se cuenta con ellas, con la pasta o con el arroz, ya que son primeros indispensables en cualquier cocina. El Banco de Alimentos cuenta actualmente con garbanzos, pero carece ya de lentejas o de alubias.
El incremento de la cesta de la compra, que ha subido más de un 20% con respecto al año anterior, también afecta al Banco de Alimentos que, al igual que cualquier familia, compra mucho menos por el mismo dinero. A pesar de eso, reconocen que siguen adquiriendo los mismos productos, que no han cambiado sus hábitos de compra porque «lo que se necesitaba antes, se sigue necesitando ahora. Compramos menos cantidad, pero de lo mismo».
‘La Gran Recogida’
A finales de noviembre comenzará la campaña más importante del año, la Gran Recogida, la que ayuda a llenar los palés del Banco de Alimentos durante meses para abastecer y ayudar a los palentinos que lo necesitan. Aún se desconoce la fecha exacta y también si se va a reducir a donaciones (como los últimos dos años por la pandemia) o se llevará cabo de forma mixta, con donaciones económicas y con alimentos en los supermercados. «Nosotros estamos agradecidísimos de todo lo que llega, pero prefiero las donaciones porque voy comprando lo que necesito», explica Rosa Ortega.
La Gran Recogida es la segunda campaña del año, ya que en primavera se hizo la de Asucyl Supermercados a nivel regional, aunque la repercusión y la ayuda conseguida es mucho menor que la que gira en torno a la campaña de noviembre.
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