Crisis de vocaciones religiosas y sacerdotales

Esther Bengoechea

1 de noviembre de 2023

«En estos siete años he enterrado a ochenta sacerdotes, pero también he ordenado a tres» dice Manuel Herrero, obispo saliente de Palencia. Tomó posesión de su cargo el 18 de junio de 2016 y lo abandonará próximamente «sintiéndose para siempre parte de esta Diócesis»

«Pálpito grande». Eso fue lo que sintió el obispo saliente Manuel Herrero, cuando el nuncio del papa Francisco, Renzo Fratini, le comunicó el 5 de abril de 2016 su nombramiento como prelado, del que tomó posesión en la Catedral de Palencia el 18 de junio de ese mismo año. «Estos siete años han sido un don porque servir a la Iglesia siempre es un don, además esta Iglesia donde yo me formé como seminarista agustino en la escuela apostólica. Y recién ordenado, lo hizo el obispo de entonces, Anastasio Granados, el primer año estuve aquí en el Seminario y luego tuve algún pinito pastoral por Mazariegos y Villanueva de los Nabos», rememoraba Manuel Herrero, durante el nombramiento del nuevo obispo de Palencia, Mikel Garciandía Goñi, por el que pidió a los fieles palentinos que le recibiesen «con el corazón dilatado y con alegría porque viene en el nombre del Señor».
Manuel Herrero será, hasta que tome posesión el nuevo prelado, Administrador Apostólico «porque no queda todo en blanco cuando uno cesa, yo seguiré hasta el día que él sea ordenado obispo en la Catedral de Palencia», que tendrá lugar (se prevé que el 20 enero) después de Navidad y antes del 2 de febrero, fiesta de la patrona de la ciudad, Las Candelas o La Virgen de la Calle, con el objetivo de que el nuevo obispo pueda oficiar la eucaristía de la festividad.

«Mi experiencia es muy positiva, agradecida y me siento parte para siempre de esta Diócesis. Es pequeña, pero tiene grandes retos, uno de ellos, el primero de todos, es evangelizar y también encontrar evangelizadores», argumentaba Manuel Herrero, ante la problemática de falta de religiosos. «Sacerdotes cada vez somos menos, pero no somos peores, sino mejores, como el buen vino que mejora con los años, pero tenemos dificultades y llegamos hasta donde llegamos», añadía, a la vez que explicaba los proyectos que contemplan de implicar a los laicos, hacer equipos pastorales, fomentar la sinodalidad y la implicación de todos.

También se acordó de los malos momentos que había vivido al frente de la Diócesis de Palencia a lo largo de estos siete años. «He sufrido mucho cuando ha muerto algún sacerdote. De obispo he enterrado a ochenta, pero también he tenido la alegría de ordenar a tres nuevos sacerdotes», rememoraba. «He caminado con la Iglesia de Palencia y he hecho lo que he podido. También habré cometido fallos y pido perdón por ellos», reconocía con humildad en el Palacio Episcopal, sentado entre el exobispo Nicolás Castellanos y Tasio González, vicario general.

«Paso a ser obispo emérito como Nicolás Castellanos, padre y amigo. Saludo también a Javier del Río, que es emérito también, pero de Tarija en Bolivia, pero es hijo de esta Iglesia y sigue representando servicios de los sacerdotes y la comunidad diocesana», afirmaba.

«Pido a la Diócesis que ore por el nuevo obispo, que le abramos los brazos, tiene muy nueva disposición y que sigamos trabajando por esta Iglesia de Palencia, que camina como familia de Dios y unidos al servicio del reino. Unidos laicos, presbíteros, diáconos, ciudadanos… todos», pedía Manuel Herrero, quien añadía «que encuentre en todos nosotros respaldo espiritual y apoyo fraternal para que nos pueda escuchar y acompañar a todo el pueblo de Dios que camina en Palencia». También explicó que el día de la ordenación él terminaría «junto con los vicarios y los demás cargos de la Diócesis, a no ser que él quiera renovarlos», aseveraba, tratando de explicar todos los cambios que puede conllevar a la Diócesis el nombramiento del nuevo obispo.

Manuel Herrero también dejó clara su postura y la de la Diócesis ante los casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia publicados en un informe elaborado por el Defensor del Pueblo. «Todo abuso de poder y más cuando es sexual de menores lo valoro negativamente y lo lamento, por descontado. Hemos colaborado en ese informe cuando nos han pedido información y lo hemos hecho de buena voluntad a través de la Oficina para Abusos de Menores, que ha estado un tiempo presidida por Ginés Ampudia y últimamente por Carmen Andrés», señaló.

«Un solo caso ya es condenable, por descontado. En Palencia no hemos tenido muchos casos, ni falta que hace y damos gracias a Dios por ello. La salud espiritual del clero es positiva y damos gracias por ello», añadió. De los 487 testimonios de abuso sexual, al menos hay cinco víctimas de Palencia.

«Algunos medios lo han extralimitado cuando han extrapolado una encuesta a toda la población española y se han pasado 25 pueblos», concluyó, a la vez que reconoció que aún no ha leído el informe de más de 700 páginas, ya que «necesita tiempo para leerlo, estudiarlo y digerirlo».

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