Jesús Calleja dedica el último programa de ‘Volando Voy’ a la gran obra civil de la Ilustración, en cuya ribera los voluntarios plantan especies autóctonas y construyen refugios para murciélagos
Siempre somos muy felices en esta tierra. Me encanta estar aquí, cada vez que vengo estoy como en casa». Así despedía en la noche del martes el aventurero leonés Jesús Calleja su programa Volando Voy dedicado al Canal de Castilla en su tramo palentino, desde su nacimiento en Alar del Rey hasta que se adentra en Valladolid más allá de Dueñas.
487.000 espectadores sintonizaron Cuatro en sus televisores para adentrarse en la gran obra de ingeniería civil de la Ilustración, que Calleja -con el apoyo de la Confederación Hidrográfica del Duero, el respaldo financiero de la Diputación y la colaboración de vecinos del territorio- se propuso convertir en un gran corredor verde de 207 kilómetros. Para ello, el grupo plantó decenas de árboles de especies autóctonas en la ribera y construyó albergues para los murciélagos, a los que se defendió como esenciales para luchar contra las plagas de insectos.
El programa fue un escaparate nacional para una provincia rica en recursos como los barcos turísticos Juan de Homar y Marqués de la Ensenada, y lugares con encanto como Frómista -campamento base durante la grabación y punto donde se compartió la proyección con los protagonistas, con la magnífica iglesia románica de San Martín de Tours como telón de fondo-, Alar del Rey, Herrera de Pisuerga, Amayuelas de Abajo o Calahorra de Ribas.
LOS PROTAGONISTAS
Más allá del proyecto, Calleja tiró de ingenio para conocer la historia de un buen puñado de palentinos que siempre han tenido muy presente al Canal, tanto en los momentos felices como en aquellos más duros y difíciles.
En Frómista conoció a Victorino, un hombre de 92 años de edad apegado al Canal, en torno al cual comenzó a trabajar a la temprana edad de 15 años «arreando a las mulas», rememoraba el nonagenario. «Mi vida ha sido siempre el Canal de Castilla», subrayaba. Allí también departió con Amparo -«en el Canal te encuentras a ti mismo», dijo- y con el alcalde, Fernando Diez, con el que conoció la realidad de los regidores del medio rural: siempre atentos a las necesidades de sus pueblos.
En las inmediaciones de Herrera departió con David, muy comprometido con el medio ambiente y la huella de carono. «En Canal aporta agua a 30.000 hectáreas de regadíos y abastece a numerosas localidades», señaló desde uno de los barcos turísticos de la Diputación.
Calleja compartió helicóptero con Maribel, con la que se adentró en las instalaciones de una fábrica de mantas en Alar. «Es una belleza, está todo precioso», repetía durante el vuelo. Fue en Amayuelas donde conoció el proyecto biosostenible de Melitón y María José -a los que también montó en su helicóptero-, y su palomar convertido en banco de semillas.
«Siempre me gusta estar por mi zona, y más si es para hacer proyectos bonitos como este», escribió ayer Calleja en sus redes sociales. «El Canal es único, invito a todos a que se acerquen», dijo.
El diputado de Turismo, Francisco Pérez, destacó que este tiene «muchas posibilidades a nivel turístico» y subrayó que «cada vez hay mayor interés». «El programa suma para ponerlo en valor y que la gente lo descubra. Es una herramienta más para promocionar la provincia», zanjó.
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