La gesta de las chicas de oro del fútbol español debe servir para seguir reivindicando una sociedad más igualitaria y justa. El titulo pone el foco sobre nuevos referentes femeninos para las niñas que quieran jugar al balompié, ganándose el derecho a compartir con los niños los partidos en el patio del colegio durante los recreos sin que a nadie le pueda resultar extraño.
La victoria de la selección femenina en el campeonato mundial de fútbol ha provocado un cataclismo en la sociedad española. Los más de cinco millones y medio de espectadores que vieron la final por televisión, más los miles que se reunieron delante de pantallas gigantes en calles y plazas de las ciudades y pueblos, elevan el interés por un deporte minoritario en su versión femenina. Esta gesta histórica ha servido para visibilizar la valía de un grupo de mujeres que han sufrido mucho para llegar hasta la cúspide mundial, de hecho habrá muchas personas que hayan visto por primera vez un partido de fútbol femenino, que tras su excelencia técnica, su sólida táctica y su capacidad para sobreponerse a las dificultades reivindican una especialidad deportiva que debe adquirir una mayor profesionalización y contar con unos recursos humanos, técnicos y económicos a la altura de la victoria conseguida.
El titulo pone el foco sobre nuevos referentes femeninos para las niñas que quieran jugar al balompié, ganándose el derecho a compartir con los niños los partidos en el patio del colegio durante los recreos sin que a nadie le pueda resultar extraño. Este enorme éxito deportivo, que han conseguido en su tercera participación en un campeonato del mundo y solo trece años después de que La Roja masculina ganara su primer mundial en Sudáfrica, no se termina con las 23 protagonistas, ya que España también es la actual ganadora en las categorías de sub-17 y sub-20, unas generaciones que llegarán a la elite en los próximos años. El hecho de que ahora muchas personas conozcan el nombre de varias jugadoras de la Selección Española debe ser solo el principio de un incremento exponencial de los aficionados y de la mejora sustancial de las ligas, de los patrocinadores y de sus condiciones económicas para la práctica de este deporte. Evidentemente, el fútbol femenino no mueve el mismo dinero que el masculino, pero en España ya se está convirtiendo en una especialidad muy seguida, reconocida y con potencial.
Y más allá del deporte, y de ciertas polémicas provocadas por el presidente de la Federación Española de Fútbol, la gesta de las chicas de oro del fútbol español debe servir para seguir reivindicando una sociedad más igualitaria y justa, para lograr que cualquier niña y niño pueda jugar a lo que quieran, hacer el deporte que más les guste y tener siempre el derecho a desarrollarse en lo que deseen y donde puedan ser mejores profesionales, deportistas y personas. La mujer ha tenido que superar muchas barreras, y aún debe seguir haciéndolo hoy en día, por lo que la victoria de la Selección Española femenina es una más que puede resultar decisiva para dar un paso de gigante en un deporte que mueve masas en nuestro país y que, a partir de ahora, debe contar también con la población femenina como una parte importante de él.
0 comentarios