El veterano impulsor durante 40 años de la milenaria ruta, suma a la máxima responsabilidad en la asociación palentina jacobea la presidencia de honor de la “Camino Francés Federación (CFF)” con nuevos bríos y ganas de potenciar aún más la marca internacional.
El máximo responsable de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Palencia, el carrionés Ángel Luis Barreda, fue nombrado el pasado fin de semana en Estella (Navarra) por unanimidad presidente de honor de la Camino Francés Federación (CFF). La joven organización justificó la designación al contar con uno de los grandes nombres propios que diseñaron e hicieron en los años 80 la milenaria ruta tal y como se entiende hoy en día.
Lleva 40 años impulsando el Primer Itinerario Cultural Europeo. ¿A qué sabe la presidencia de honor de la Camino Francés Federación?
Sobre todo siento mucho agradecimiento y reconocimiento a quienes piensan que el Camino Francés es principalmente una ruta que viene forjando una historia de más de mil años con un protagonismo merecido. Es cierto que últimamente han ido floreciendo otros caminos que, sin negarles la importancia que tienen, no son el recorrido histórico que ha reconocido el Consejo de Europa. Por lo tanto, me parece de justicia que mis compañeros quieran que con el nuevo cargo aporte desde el pasado y con vistas al futuro lo necesario tras ser fundador de la Federación Nacional de Asociaciones del Camino de Santiago.
Aunque en menor medida sigue haciendo camino al andar desde Carrión al frente del Centro de Estudios Jacobeos y de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Palencia. ¿Qué labor lleva a cabo?
Sobre todo aporto la veracidad de esta ruta jacobea que ha de recuperarse y el bagaje de cuatro décadas, ya que aún recuerdo los programas que realizábamos para promocionarla en programas de Radio Exterior de España en 1982. Pese al inexorable paso del tiempo sigo pensando que el futuro es nuestro y con esos ojos miro y veo que es posible revitalizar el Camino Francés como se hizo en su día.
La pandemia supuso un serio revés para la principal ruta de peregrinaje hacia Santiago de Compostela. ¿Se ha podido recuperar la normalidad y los servicios que se prestaban habitualmente?
Yo diría que solo parcialmente y, aunque sí se va recuperando todo lo que rodeaba al Camino Francés antes de la crisis sanitaria, también es cierto que hay que hacerlo sin prisas y simplemente dejar correr el tiempo. Esta ruta es un bien de carácter perramente y no depende solo de los acelerones en los años jacobeos. No obstante, ya en 2021 y a lo largo de este año se han vuelto abrir con normalidad tanto los alojamientos como los albergues existentes para peregrinos y, sobre todo, aunque no del todo, era necesaria la vuelta de los extranjeros que ya se percibe.
Los años jacobeos siempre marcan un hito. ¿Ha servido esa prolongación de la efeméride de 2021 a 2022 para seguir promocionando los valores del Camino Francés?
Yo creo que sí y los peregrinos que ahora vienen repiten de otros años, dado que el Camino está ahí desde hace más de mil años y supone un acicate enorme por sus valores para visitantes de los cinco continentes y los números nos dicen que se va a seguir creciendo y recuperando los caminantes perdidos.
Usted aboga por poner freno a la turistificación y trasladar a las administraciones otras formas más sostenibles para gestionar la marca internacional Camino de Santiago. ¿Se puede compatibilizar la espiritualidad con otros objetivos?
Es factible y yo diría que muchas veces se inicia el Camino como turista sin tener muy claro el objetivo que se persigue alejándose del itinerario de 100 kilómetros que permite tener la credencial de peregrino, algo que considero un error al tratarse un trazado corto. Lo que que ocurre es que los valores y avatares de la ruta enganchan y se termina en nuevas ocasiones por hacer el Camino Francés de largo recorrido, que es como una esponja que absorbe y deja un gran poso en los caminantes sobre lo más tradicional.Y no se trata de imbuirse de la espiritualidad de la tradición católica, ya que muchos peregrinos del centro de Europa que vienen no profesan esta religión.
¿Se sigue manteniendo hoy en día las esencias y autenticidad que hacen del Camino Francés un fenómeno reconocido a nivel mundial? ¿Se echa de menos la figura del hospitalero que atendía al peregrino?
Por supuesto que se echa de menos la figura que representa al voluntariado porque durante muchos años ha sido la salsa viva del Camino. Este valor se pierde un poco con la masificación de los últimos años. Quizás en Castilla y León no está tan agudizada en Burgos y Palencia, aunque en el tramo de León se percibe bastante. Creo que hay que huir de ese exceso de caminantes al alejarnos de los valores espirituales en el amplio sentido de la palabra.
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