De los 3.467 boletines analíticos que se efectuaron, solo en cinco se puso de manifiesto que su ingesta podía suponer un riesgo para la salud del usuario
Apta, apta con no conformidad, no apta y no apta con riesgo para la salud son las posibles calificaciones del agua de consumo humano. Según el informe estadístico correspondiente al pasado año (Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León), en la provincia se realizaron 3.467 análisis (3.353 en 2020) de los 49.156 contabilizados en la Comunidad (47.224). De ellos, 3.116 (3.029) dieron como resultado agua apta para el consumo, lo que significa el 89,87% (90,33%); en 226 (171) apta con no conformidad, es decir el 6,51% (5,09%); 63 (99) no apta, 1,81% (2,95%) y 5 (10) no apta con riesgo para la salud, el 0,14 (0,29%). Se puede decir que el 96,39% de los boletines analíticos de calidad de aguas de consumo humano en la provincia el pasado año dio apta para el consumo -incluida con no conformidad o incumplimientos de calidad-, un punto más que en 2020 (95,35%).
El informe también hace referencia al subprograma de vigilancia rutinaria de la desinfección de las aguas de consumo humano por medio de la cloración, que se aplica a las redes de abastecimiento que suministren agua a población superior a 50 habitantes y a inferir de esta cifra si existe alguna industria alimentaria o establecimiento comercial. En Palencia se realizaron durante el pasado año 1.019 (1.047 en 2020) determinaciones de cloro libre residual (CLR). La mayoría de ellas, 1.012 (1.040), fueron iniciales y siete (siete) de seguimiento de incumplimientos. En Castilla y León se realizaron, durante el pasado ejercicio un total de 11.195 determinaciones de cloro libre residual. La mayoría de ellas (98,7%) fueron clorimetrías iniciales y solo el 1,3% fue de seguimiento de incumplimientos. En valores absolutos, en las provincias con mayor número de redes (León y Burgos) es donde se han realizado el mayor número de clorimetrías iniciales y de seguimiento. En Valladolid y Segovia es donde menos iniciales se han llevado a cabo (menos de la mitad de las realizadas en León). La mayoría de las clorimetrías iniciales resultaron adecuadas (el 87%), obteniendo valores de CLR entre 0,2 y 1 mg/l. El 11,4% de las iniciales fueron inadecuadas (por exceso o defecto de cloro) y solamente en el 1,7% de las determinaciones no se detectó CLR en la clorimetría inicial.
Otro de los apartados del informe es el referido al subprograma de vigilancia de los contaminantes químicos de origen geológico en los abastecimientos cuyas captaciones de agua sean subterráneas. En el año 2021 se llevaron a cabo un total de 8.945 determinaciones analíticas, de las que 8.102 se realizaron en captaciones, 56 en depósitos y 787 en redes. En el caso de Palencia, fueron 66, 18 de ellas en captaciones y las restantes 48 en redes. Por provincias, Soria y León ocupan los primeros lugares en cuanto al mayor número de análisis en captaciones, y es que sumaron entre las dos el 68,8% del total de este tipo realizadas en la Comunidad. Las determinaciones analíticas en depósitos se hiciron solamente en las provincias de Ávila, León y Soria, representando el 0,6% del total de las mismas. El 66,1% de ellas se efectuó en León. Asimismo, según el informe, con respecto a las determinaciones analíticas en redes, representaron el 8,8%, realizándose entre Zamora, León y Ávila cerca de la mitad del total de la Comunidad.
Limpia. El agua de consumo humano deberá ser salubre y limpia, es decir, que no contenga ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un riesgo para la salud. En su estado original o después del tratamiento, es aquella que se utilizada para beber, cocinar, preparar alimentos, la higiene personal y otros usos domésticos, sea cual sea su origen e independientemente de que se suministren al consumidor a través de redes de distribución públicas o privadas, de cisternas, de depósitos públicos o privados. Agua de consumo es también la empleada en la industria alimentaria para fines de fabricación, tratamiento, conservación o comercialización de productos o sustancias destinadas al consumo humano, así como a las utilizadas en la limpieza de las superficies, objetos y materiales que puedan estar en contacto con los alimentos. Y, finalmente, son aquellas aguas suministradas para consumo humano como parte de una actividad comercial o pública, con independencia del volumen medio diario de agua suministrado.
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