«La Semana Santa no solo es el tararú, tiene más señas de identidad, es para vivirla y sentirla»

El Norte de Castilla

2 de abril de 2022

El pregonero, el exalcalde socialista Heliodoro Gallego, ensalza la labor de las cofradías y anima a la creación del Museo, «que sería un espaldarazo»

El exalcalde socialista de Palencia Heliodoro Gallego Cuesta (Valladolid, 1949) ofrecerá el miércoles, 6 de abril, (20 horas) en la Catedral el pregón de la Semana Santa 2022, «un orgullo para un enamorado de una bella entre las bellas». En su discurso, Heliodoro Gallego reconocerá expresamente la labor, también social, que realizan las cofradías de la capital.

–¿Cómo ha recibido el nombramiento de pregonero de la Semana Santa?

–Fue una sorpresa porque realmente no me lo esperaba. Pero después de ese momento inicial de sorpresa, me di cuenta de que es algo muy grande ser pregonero de la Semana Santa de Palencia. Lo digo con toda la sencillez y humildad del mundo. Por lo tanto, y para un enamorado de la Semana Santa palentina, tener la oportunidad de hacer un reconocimiento de lo que simboliza y dedicarle una exaltación será un orgullo.

–¿Podría adelantarnos unos trazos de cómo será el pregón?

–Lo tengo perfilado. Va a ser un pregón institucional con un reconocimiento expreso de la impresionante labor que hacen las cofradías, y no solo en Semana Santa, sino históricamente. La labor social, su trabajo y su esfuerzo han conseguido que nuestra Semana Santa esté en lo más alto de las semanas santas. Me gusta decir que es bella entre las bellas, nada más lejos de esa cierta actitud de no reconocer lo nuestro. Es espléndida, hermosa y es para vivirla y sentirla. Tiene señas de identidad y, por su puesto, no solo por su tararú, es su silencio, su respeto, sus 17 procesiones, sus nueve cofradías… Las cofradías son como grandes familias. Es uno de los eventos que más personas atrae a Palencia. Es también realmente impresionante el valor de sus pasos. Desde hace años, ha habido una mejora evidente gracias a las declaraciones regional, nacional e internacional, es un reconocimiento al trabajo y esfuerzo de las cofradías y el dejarse la piel de los cofrades y a las instituciones que siguen arrimando el hombro para hacerla más grande.

–Además tendrá la oportunidad de ofrecerlo en la Catedral, en la celebración de su séptimo centenario…

–Se lo merecen tanto la Catedral como la Semana Santa. Aunque a la seo se le conozca como la bella desconocida, yo digo que es bella entre las bellas y a la Semana Santa a veces le pasa lo mismo, aunque llevamos unos cuantos años que se ha hecho grande. Pero también tiene que ser más conocida; cuanto más se la conozca, más se la admirará y más se la reconocerá. La Catedral es un ámbito incomparable no solo en lo religioso, sino que es un auténtico museo de primer nivel. Cuántos museos no tienen el valor que contiene nuestra Catedral. Es una oportunidad histórica vincular a la Catedral con la Semana Santa y otros símbolos como el Cristo del Otero.

–Palencia retoma su Semana Santa de forma presencial, ¿qué precauciones se deberían tomar?

–Es una alegría inmensa ir recuperando poco a poco la normalidad, pero todavía estamos en la fase en la que estamos y debemos seguir estrictamente lo que nos digan las autoridades sanitarias. Por supuesto, me consta que la Hermandad de las Cofradías lo va a tener muy en cuenta. Supone, además, una explosión de alegría porque tras dos años sin procesionar, los cofrades -esas grandes familias- van a reunirse de nuevo. Habrá una respuesta ejemplar, como siempre ha sido, de los cofrades. Hay ganas de ver la Semana Santa, de participar y ganas de ver los desfiles tras dos años de pandemia en los que la hemos sufrido mucho. Gracias a la vacuna, estamos en una fase distinta pero hay que seguir las normativas sanitarias.

–¿Cómo vive habitualmente la Semana Santa palentina?

–La he vivido por dentro y por fuera. Creo que la conozco, he estado con los cofrades, he compartido sus alegrías, los problemas, las dificultades… Cuando por el tiempo no sale una procesión –después de meses y meses de trabajo y de cariño– no se pasa nada bien. Después de dejar la Alcaldía y también cuando estuve en la oposición –en esa etapa fui a todas las que pude, he hecho kilómetros y kilómetros con los cofrades– sigo estando cerca. Las vivo, no he participado activamente, pero he sido una persona que no se ha perdido muchas de las procesiones. Estoy enamorado de la Semana Santa, la admiro y, por lo tanto, la vivo y la sigo difundiendo en la medida de lo posible, por activa y por pasiva. Cada vez congrega más gente y cuando vienen se admiran, siempre destacan su recogimiento y cómo está arropada por la sociedad palentina. Tiene una fuerza social importante. Siempre destaco la labor social de las cofradías porque hay algunos que ponen en entredicho su trabajo y siempre respondo que aparte de esta labor vinculada a las procesiones, desde el punto de visto histórico y fundacional, tiene una importante carga social: han arrimado el hombro siempre y ahora, en estos últimos años de pandemia, también han estado dando la cara.

–¿Hay algún momento de nuestra Semana Santa que nunca se pierda?

–Cada procesión tiene su singularidad. En unos casos admiras la imagen, en otros la banda, en otros la humildad o el silencio con el que se lleva. Cada una de las 17 procesiones me emociona al igual que cuando terminan e interpretan las saetas… La salida o entrada de los pasos, la emoción de los cofrades, el esfuerzo que hacen los cofrades cuando portan los pasos y cómo el público les aplaude a rabiar en la Calle Mayor… Es muy emotivo. Cada uno de los desfiles tiene su razón de ser. Es una Semana Santa muy completa y creo que, desde hace años, las cofradías están viviendo una edad dorada o de esplendor, como ocurrió en el siglo XVII.

–En 2012 se logró uno de los hitos más importantes de los últimos años, la declaración de Interés Turístico Internacional, ¿cómo cree que será su futuro a corto plazo?

–La Semana Santa está en buenas manos. Las cofradías, me consta, han metido muchas horas para engrandecerla y no van a bajar la guardia. Los cofrades y las administraciones tienen que seguir resplandeciéndola y apoyándola porque supone un reconocimiento de Palencia y atrae a muchas personas, pero también por lo que representa para los palentinos y las palentinas. Es un referente del calendario, es uno de los acontecimientos con un arraigo enormemente popular, además de su carácter religioso. Por lo tanto, hay que cuidarla y mimarla y seguir trabajando y contar con el apoyo de todas las administraciones públicas para avanzar con la incorporación de nuevos pasos o la restauración de muchos otros. Todos juntos tenemos que intentar que nuestra Semana Santa conserve ese nivel alcanzado después de tantos años de trabajo y continuar mejorando.

–Uno de los grandes proyectos pendientes es la creación del Museo de Semana Santa, ¿cree que se debería seguir trabajando para su puesta en marcha?

–En su momento hubo un espacio reservado para el museo, aunque se barajaron diferentes ubicaciones. Considero que el museo no ha quedado en el olvido y se debe buscar el mejor emplazamiento posible porque sería un espaldarazo más a nuestra Semana Santa. Este objetivo no es una utopía, está en nuestras manos. Y en este caso poder es querer. Estoy convencido de que entre la Hermandad de Cofradías y las administraciones permitirán que este objetivo sea una realidad y para ello deberán seguir dando pasos, y me parece que se darán y no tengo que dudar de que las administraciones públicas también respaldarán esta iniciativa de la Hermandad. El lugar más adecuado deberá decidirse con un acuerdo entre todos.

–¿Por qué tienen que venir a Palencia a ver la Semana Santa?

–Porque se diferencia de otras semanas santas, porque se celebra para vivirla, no solo para enseñarla y asombrar con su arte. Es una Semana Santa auténtica, bella entre las bellas no solo por su arte, sino en su forma de vivirla, con su silencio que rasga al propio viento, con ese sentimiento, con ese arraigo popular y, por supuesto, con la belleza de su patrimonio. Y todo ello recorriendo espacios como la Calle Mayor, la Plaza Mayor, el Cristo del Otero… es un recorrido de la ciudad que la gente no se puede perder. Por eso animo en cuantos altavoces tenga a mi disposición a que vengan y que no se olviden de visitar nuestra provincia, probar nuestra gastronomía, admirar nuestro paisaje natural. Van a poder disfrutar de tradición, arte, paisaje, profundo respeto y sentimiento religioso, arraigo social y 17 procesiones con mucho encanto y sus señas de identidad.

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